Rubén Isidro Walesberg, la víctima fatal del brutal ataque a la traffic que transportaba cadetes del Liceo Militar General Belgrano de la ciudad de Santa Fe, fue velado desde este sábado por la noche en en la sala de sepelios de la Cooperativa de Servicios Públicos, Asistenciales y de Vivienda de San Javier Lda. Sus restos fueron inhumados este domingo por la mañana.
Allí, estuvo presente uno de los jóvenes que vivieron en carne propia el episodio de terror que tuvo lugar este viernes por la tarde sobre la Ruta Provincial 1 en la zona de Colastiné Norte. El cadete compartió un duro relato con El Litoral.
Aún impactado por lo ocurrido, el menor de edad comentó como fue el proceso desde que el ex cadete irrumpe en la combi y los momentos de tensión mientras huía.
La mayoría de los chicos, incluído el chofer, habían descendido para ingresar en una panadería en el kilómetro 1. A la hora de regresar al vehículo, el atacante aprovechó la situación para sorprenderlos antes de cerrar la puerta.
“Me dijeron que el chofer quiso salir de la traffic y se termina desplomando contra la vereda”, comentó sobre el fatal desenlace del chofer sanjavierino frente a la panadería.
Tras una serie de amenazas y puntazos, se dirigió hacia el fondo de la traffic y comenzó a preguntar por un joven en particular, con el cuál habría tenido inconvenientes previos. Ahí, tomó a un joven de 14 años y lo obligó a manejar y huir del lugar.
“Uno de los chicos dijo que íbamos a 150 km/h”, relató la víctima sobre el instante en el que el asesino escapaba con siete de los cadetes.
“Quería matar en específico a uno de los chicos con el que aparentemente estaba enojado, y al chofer, con quien no tenia problemas pero al ser el único mayor tenia que hacerlo para no tener impedimentos”, detalló y agregó: “Le empezamos a rogar para que no nos mate.”
El testigo indicó además que el "ese hombre", manera en la que hace referencia al ex cadete a pesar de tener sólo un par de años más que el, quería llevarlos hacia Cayastacito, donde supuestamente pretendía matar a todos los ocupantes del vehículo.
“A la mitad del viaje nos hizo rezar el padre nuestro porque nos iba a matar a todos. Después pidió que nos callaramos porque lo estábamos haciendo muy fuerte”, declaró el joven, quién continuó: “Pensé que hasta ahí llegaba, que nos iba a matar o que íbamos a volcar por la velocidad en la que íbamos”.
“Después entró la policía e hizo todo el protocolo correspondiente, nos sacaron de la traffic y nos tiramos al piso. Estábamos llorando y temblando porque el atacante estaba al lado nuestro. Ahí ya no decía nada y no queríamos mirarlo”, detalló sobre el momento en el que finaliza la persecución.
“Al más herido lo llevaron en una camioneta de la policía al Cullen y ahí nos dejaron que nos sentemos, después de ver que no teníamos nada. La policía no sabía quién era quién. Pensaban que estábamos robando la trafic”, completó.
Las conclusiones siguen siendo impactantes para este estudiante: “Lo que nos pasó lo veo de película, nunca pensé que podía suceder. Ahora me genera miedo, cualquier persona que te cruzas puede llegar a hacer algo”.
A pesar de la traumática experiencia, su pasión no se ve truncada. “Al liceo voy a seguir yendo”, afirmó, pero planteó ciertas excepciones: “A esa trafic no me quiero subir más. Me genera muchos recuerdos y un poco de miedo.”
Fuente: El Litoral