Ezequiel Francisco Curaba, el ladrón que intentó robar cables de alta tensión en Rosario y terminó con el 90% del cuerpo quemado, murió esta mañana en el centro de salud en el que permanecía internado en grave estado, informaron fuentes policiales a Infobae.
Según había informado esta mañana la subdirectora del Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (HECA), Laura Taljame, los órganos vitales del delincuente habían empezado a fallar como consecuencia de la descarga.
Las imágenes de Curaba recorrieron el país. Vecinos de avenida Juan Domingo Perón al 6100 lo filmaron mientras salía caminando de intentar robar los cables de alta tensión. Su cuerpo, casi por completo, había sufrido quemaduras y su ropa había quedado rota producto de la explosión e incendio. Quienes estaban al momento del hecho lo increparon por haber dejado sin luz al barrio.
El joven ladrón había cumplido 21 años el 1 de febrero y estaba en situación de calle. Tras el incidente, fue internado en la cama N°8 de la unidad de terapia intensiva, intubado, con soporte vasopresor, en estado crítico y con custodia policial.
“Es increíble que este chico esté vivo”, había dicho a Radio 2 Taljame horas antes, cuando dio el parte de salud matutino, en el que anticipaba que su cuadro de salud había empeorado con respecto al de este lunes.
“La piel está quemada y adentro, sus órganos se inflaman y empiezan a fallar. Está conectado a un respirador porque tiene los pulmones inflamados”, sostuvo poco antes de que tuviera lugar el fallecimiento.
No era la primera vez que Curaba incurría en un delito. En abril de 2023, según consta en su prontuario, fue detenido por encubrimiento simple. Cuatro meses después, el 29 de agosto del mismo año, se le imputó una tentativa de robo.
Cuando salió del pozo de la Empresa Provincial de la Energía (EPE) de Santa Fe, Curaba estaba totalmente desorientado, se tambaleaba de un lado a otro y apenas podía mantenerse en pie. Pero no estaba solo: tenía un cómplice que robaba cables junto a él.
Se trata de Cristian de la Cruz Encina, de 34 años, quien también está en situación de calle. Según declaró, es hermano de Curaba. Quedó detenido en la Comisaría N° 32, ubicada en barrio Godoy, en la zona oeste de Rosario.
El episodio es investigado por la fiscal Noelia Navone, de la Unidad de Flagrancia.
Una modalidad que se repite
El robo de metales en Rosario creció en los últimos cuatro años. Y con ello, también las internaciones de quienes sufren quemaduras en este tipo de hurtos. La subdirectora del Heca afirmó que la suba de pacientes por ese motivo quedó evidenciada el año pasado, donde incluso hubo casos reincidentes.
“Recuerdo un caso de un paciente que entró con quemaduras severas. Se le dio el alta y a los dos meses volvió a ingresar por lo mismo, pero con quemaduras aún peores. Lo vemos con más frecuencia. Vienen muchos pacientes con estas quemaduras”, concluyó.
Taljame contó que trabajó en la unidad de quemados del Hospital de Emergencias Clemente Álvarez y aseguró que estos casos antes no existían. “Ha habido pacientes que por robar paltas de un árbol sin querer se electrocutaban, pero no recuerdo casos de estos, que están en franco ascenso y van a seguir aumentando. No usan ninguna protección. Van y arrancan los cables”, insistió.
Al mismo tiempo, a lo largo de este verano, el robo de cables de cobre, tanto de alta tensión como telefónicos, se convirtió en una figura recurrente para las fuerzas de seguridad. Hoy, según diversas fuentes, el kilo del metal se paga hasta 7 mil pesos en depósitos a lo largo del conurbano.
Esteban Rezza, vocero de la EPE, declaró días atrás que, hasta principios de enero, el relevamiento realizado por la compañía alertaba sobre una pérdida de infraestructura de aproximadamente 2 millones de dólares en toda la provincia. “Esos dos millones de dólares se sienten al momento de tener que salir a comprar insumos porque el precio está dolarizado”, aseguró en declaraciones a LT8.
Frente a esta problemática, Rezza también sugirió la posibilidad de considerar a este tipo de delito como asociación ilícita, al advertir que “estos robos no pueden ser considerados sin incorporar a los desarmaderos; los lugares en donde se reduce el material robado”.