"Pudo ser una tragedia, por suerte no pasó. Fue grave", transmitió el propietario de Break, el bar donde ocurrieron los sucesos el pasado viernes alrededor de las 23.
En diálogo con Telefe Santa Fe, detalló: "por lo que pudimos ver nosotros y el comentario de los clientes, los de la moto buscaban a un grupo que estaba acá consumiendo. Pasan, los ven y vuelven a buscarlos. Ahí se produce un intercambio de palabras, gritos que no pasó a peores".
"Fueron dos disparos según los empleados y los clientes. Se metieron todos adentro, cerramos las puertas para preservar a los clientes. Quedaron celulares, billeteras arriba de la mesa y no importó nada. La policía llegó enseguida", añadió. "Más allá de roturas de muebles, lo que no importa, no pasó nada", destacó.
Además, lamentó los constantes inconvenientes que se viven por la inseguridad. "Somos una empresa familiar con negocios en la ciudad. Todas las semanas es alguna situación. Si no es robo, es algo que nos juega en contra. Nosotros apostamos a la ciudad, a tomar empleados y son trabas difíciles".
Sin embargo, aseguró que lo sucedido el viernes "no tiene nombre". Y concluyó: "Con mis hermanos hablamos de que fue un milagro. Es inentendible lo que pasó. Esto es un kiosco donde los universitarios se reciben, vienen a festejar y nosotros no lo podemos creer. Pero creo que pasa por una cuestión general, no se salva nadie. Para mí es un problema más estructural. Así no podemos seguir más".