Ante un escenario ambiental adverso, se constató el continuo deterioro de los cultivares en sus distintos estados fenológicos, como así también la realidad que atraviesa la presente campaña agrícola de cosecha gruesa en el centro norte santafesino.
Para el caso del maíz temprano, que fue el cultivo que sufrió el mayor impacto en sus etapas, algunos prosiguieron con el picado del cereal de acuerdo a las condiciones de cada lote, en otros casos, se analizó la posibilidad y se concretó la destrucción de los cultivares y las parcelas liberadas se destinarían a la siembra de soja tardía de producirse lluvias, una tercera opción se produjo los últimos días, que dado los elevados costos para la realización del picado / embolsado y la baja calidad del producto obtenido, se optó por el enrollado de la planta entera.
Transcurridos los primeros diez días del mes de enero del corriente año, con nulas precipitaciones y elevados registros térmicos, futuros pronósticos muy inciertos, se continuaron analizando los riesgos y se tomaron algunas resoluciones de si se sembraría o no. Por lo que, se percibió en el sector que, de no registrarse lluvias las próximas jornadas, no se sembraría y quedarían parcelas y/o superficies sin futura producción.
En cuanto al maíz tardío, se implantó en lugares muy puntuales, en escasos lotes como consecuencia de algunos chaparrones y pocos mm de agua caídos. Para el caso de soja tardía, no hubo avances en la siembra y se encuentra paralizada desde hace más de 15 días. Hasta la fecha se logró un 70 % de lo estimado, lo que representó aproximadamente unas 406.000 ha.