Luego de un año sin poder trabajar, sin recibir IFE ni ATP y sin una comunicación fluida con las autoridades, representantes de cantinas y kioscos de las escuelas de Santa Fe aseguran que "se olvidaron de ellos" y que con el comienzo de clases la situación no parece mejorar. Ante las nuevas disposiciones sanitarias reclaman más flexibilidad y ayuda monetaria.
Viviana, representante de cantineros y kiosqueros de la ciudad de Santa Fe, fue categórica: “Estamos desesperados y desamparados”.
Explicó que durante 2020, con las escuelas cerradas, tuvieron que salir a trabajar de lo que sea para poder subsistir, o vender el auto y electrodomésticos.
"Es un rubro que no fue tenido en cuenta y no es tenido en cuenta. Hace un año estuvimos intentando hacernos escuchar pero no se nos abren las puertas. No recibimos ayuda provincial, municipal porque somos monotributistas categoría C y no se nos permitió acceder a ayudas económicas”, relató.
"El último mes que trabajamos fue en noviembre de 2019. Como todos los años los ahorros del verano los invertimos en el inicio de clases y terminamos trabajando seis días", resumió la representante de cantinas y kioscos de escuelas en Santa Fe. "La mercadería que teníamos la vendimos al costo entre los familiares y vecinos y el resto lo fuimos consumiendo", agregó.
La vocera de estos comercios de Santa Fe fue contundente: "Necesitamos que se nos escuche y se nos dé un lugar para reclamar. El Ministerio de Salud, de Educación, la Municipalidad, Bromatología, necesitamos que sean más flexibles con nosotros ya que vamos a trabajar con pocos chicos poco tiempo".
La nueva normalidad
Pasados los primeros días de clases presenciales en Santa Fe, la ganancia de las pocas cantinas escolares que dejaron abrir es mínima. Al funcionar con un 50% de capacidad, las ventas se desplomaron ya que tampoco son todos los chicos que compran algo en el kiosco.
Sobre las escuelas de Santa Fe que ya abrieron y permitieron que funcionen cantinas y kioscos Viviana aseguró que como tienen entre 10 y 15 chicos en cada turno "entran dos o tres a comprar". "Algunos colegas nos dicen que en bruto, estando todo el día, levantan 300 o 500 pesos. A eso descontale lo que hay que pagar, entre monotributo, Drei, Afip, seguro y algunos impuestos, además del canon necesario para poder trabajar en cada establecimiento escolar que varía según la escuela, y el año pasado era entre 5.000 y 10.000 pesos pero hoy esa cifra llega a 20.000″.
"Ya veníamos con unos cuatro años difíciles que fueron muy duros, cuando más escuelas incorporaron copa de leche y comedor, y ahí fueron bajando las ventas de los kioscos", dijo la vocera de los cantineros.
La realidad de las escuelas públicas y privadas es distinta, y cada vendedor debe adaptar cantinas o kioscos a lo que pueden comprar los alumnos. Desde el Ministerio de Educación se publicó que solo podrán ofrecer productos individuales, como alfajores, turrones y jugos, algo que en los establecimientos más vulnerables es prácticamente imposible de vender.
A la espera de una respuesta concreta
“Tenemos todos los protocolos aprobados. No entendemos por qué tantas vueltas y tantas dilaciones. A todos los problemas que cargamos le tenemos que sumar que tampoco nos dejarán vender fraccionado. Lo que viene empaquetado es muy caro para las escuelas humildes. Nos ponen muchas limitaciones y necesitamos flexibilidad”, dijo Viviana quien remarcó que son muchas familias de la ciudad que vivían con esos ingresos.
“Todavía no nos damos por vencidos, queremos recuperar nuestro trabajo. No estamos pidiendo limosnas, estamos pidiendo que nos dejen trabajar de lo que nos gusta, lo que sabemos hacer y estamos preparados para hacerlo”, remarcó al mismo tiempo que dijo que hay algunas medidas que se pueden pensar para colaborar con el sector como por ejemplo “que se nos exceptúe del monotributo de este año y recuperar lo perdido; que se reevalúe el canon o que por unos meses no nos cobren. Estamos desesperados y por eso estamos pidiendo una ayuda económica”.
La otra duda es qué pasará con la vacunación para los trabajadores: “Si nos va a tener en cuenta o no dentro del grupo de docentes y no docentes”.
“Somos una comunidad que trabaja en conjunto y solo lo que pedimos es una respuesta para adaptarnos a las nuevas modalidades y poder volver a realizar nuestro trabajo”, cerró.
