El Tate le suma al clásico un condimento más al folklore: que uno está obligado a no perder
Por Ricardo Porta
Azconzábal llegaba mejor al partido que Beccacece. El Halcón con el inminente juego frente al Palmeiras y golpeado por el Covid. En definitivas un equipo remendado. El Vasco improvisó con un equipo que tampoco logró el objetivo. Tuvo que los cambios reglamentarios. En esa búsqueda logró el objetivo: ganar.
Fue superior en la primera parte. Ahí mereció el gol. Pero el árbitro no vió un claro penal. De cualquier manera el premio llegó con los cambios. Uno de los canteranos, Kevin Zenón con un fuerte remate venció las manos de Unsain.
Beccacece en esa segunda mitad le había ganado la pulseada al Vasco. Con las variantes tuvo más la pelota el local y como el visitante en el primer período, tuvo la pelota marcando el ritmo.
Pero se dio cuenta el DT rojiblanco y apeló a lo que tenía en el banco. No le sobró nada al equipo santafesino. Pero ganó. Y eso es lo que importa. Hacía mucho que no se daba esto de ganar los dos antes del histórico partido. Lo cierto es que uno llega con la máxima exigencia: no perder, y ese es Unión.
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