Fue un partidazo. Pero quiero dejar sentado en el arranque que me sorprendió la estupenda actuación del equipo de Gustavo Munúa.
A priori los dos entrenadores, Claudio Vivas, el del Sur de Buenos Aires y el oriental del santafesino, entendieron de forma distinta el partido. Mientras el discípulo de M Bielsa pensó en enfrentarlo en ambos encuentros siempre con lo mejor que tiene, el uruguayo reservó algunos de sus titulares para el martes en San Nicolás.
Hasta allí el planteo. Vale decir también que “el taladro” venía de cinco partidos invicto, cerrado por el resonante triunfo en la mismísima Bombonera frente a Boca, con un doblete del hijo del Negro Enrique y que esta vez marcó otra vez por duplicado.
Fue muy efectivo en la primera etapa. Llegó tres veces y marcó en dos ocasiones. En la segunda mitad le empata “el taladro”. Pero Cañete, el hombre de la cancha, con un soberbio cabezazo de emboquillada logró el tercero.
Fue un partidazo. Porque el local siempre fue a buscar el empate y se encontró con la muralla que a esa altura tenía apellido: Moyano.
Pero sería injusto en nombrar sólo a uno. Porque nuevamente fue el equipo el que lo supo sostener y hasta liquidar, cuando entró Zenón y se perdió el cuarto porque la pelota encontró en el camino a Beto Bologna.
Lo supo manejar el TATE porque llevó el partido al terreno que más le convenía. Abroquelándose en defensa, claro que siempre es peligroso defender cerca de tu valla, pero los de Munua lograron desgastar a su rival. Por supuesto que pudo ser empate. Pero con el final llegó el meritorio y legítimo triunfo, que lo pone en forma impensada en los primeros puestos de la Liga Profesional Argentina.
Cstrillon, el colombianito que ayer se anotó en el score, ha respondido, hasta ahora, con lo que esperaba la Secretaría Técnica.
Otro partido perfecto que contó con inteligentes movimientos de su DT.
Es trascendente haber hecho el duelo de la derrota y eliminación de la Sudamericana con un una victoria de relieve, por las características de su rival.