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Las perlitas de las elecciones: los problemas de Patricia Bullrich con la boleta electrónica y el olvido de Javier Milei

Detrás del acto cívico de votar y de las presencias de los candidatos a los cargos nacionales y locales en las escuelas, se esconden una infinidad de situaciones fuera de protocolo. El abanico de curiosidades y singularidades que rodean los comicios

Argentina vota este segundo domingo de agosto de 2023. Abren las escuelas, los clubes y los comicios generales de las elecciones PASO, un acrónimo que quiere decir que son primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias. Se despliegan los clichés que repiten cada candidato ante los micrófonos de los medios apostados en los centros de votación de los apellidos más preponderantes: “la fiesta de la democracia” y los consejos unánimes de invitar a los ciudadanos a votar. El asunto monopoliza la atención pública y concentra las discusiones. Por fuera de la periferia electoral quedan reducidos otros temas de interés relativo. Pocas veces los habitantes de un país invierten minutos de su domingo para un hecho aislado, esporádico: los días de votación suelen ser “especiales”.

Y en esa tesitura, florecen las singularidades, las consabidas “perlitas”. Lo que definen estos comicios es importante: los cargos ejecutivos nacionales, como, por caso, el próximo presidente, y cargos locales en elecciones no desdobladas como la ciudad de Buenos Aires, la provincia de Buenos Aires, Entre Ríos, Catamarca y Santa Cruz. Escondidas en la sobriedad de un acto cívico, aparecen las peculiaridades: situaciones random, fuera de protocolo, esencialmente raras, que desdramatizan y acompañan cada elección.

Sergio Massa fue el primer precandidato a presidente en emitir su voto. El representante de Unión por la Patria ingresó a la Escuela EP N°34/ES N°45, de la localidad de Tigre minutos después de las 8:30. Antes de que se dirigiera al aula, un ex futbolista le robó minutos ante las cámaras. Fue campeón de América y del Mundo en 1984 con Independiente, campeón de la Copa América con la Selección Argentina en 1991, un futbolista con pasado en River, Lanús y Banfield, entre otros clubes, que nació en Adrogué en 1963. Le dicen Loco, es Carlos Alberto Enrique. Se retiró del fútbol en 1996, fue técnico y trabajó en el programa “Tribuna Segura” del Ministerio de Seguridad.

Carlos "Loco" Enrique junto a Sergio Massa y Malena Galmarini en la escuela del partido de Tigre donde votó el precandidato a presidente por Unión por la Patria

Su presencia en la escuela donde votó Massa es una incógnita. Su ideología, no. “Hombres y mujeres leales al peronismo somos muchos. Yo no tengo ningún beneficio y no hago esto para tener ningún beneficio. Soy peronista y voy a morir peronista porque sé que son los únicos que ayudan a los de abajo, el resto es puro cuento, es pura mentira”, dijo una vez. Se llevó una foto con el precandidato a presidente respaldado por el kirchnerismo.

A las 9:41, Jorge Macri, precandidato a Jefe de Gobierno porteño por el espacio oficialista de la Ciudad de Buenos Aires, concluyó su sufragio en la Escuela Lenguas Vivas. Los medios televisivos lo esperaron a metros de la mesa de votación. En la primera pregunta, el candidato único del PRO quedó envuelto en medio de una confusión por una supuesta falta de boletas. “¿Pudo votar normalmente?”, le preguntaron. “Sí, lo que pasó fue que me confundí porque había una (boleta) cortada y pensé que no había de esas”, respondió abriendo una interrogante sobre lo que en verdad le sucedió.

“Mi principal deseo es que vote mucha gente, que participe en paz y en tranquilidad. Me parece muy importante que nadie deje de tomarse las dos horitas para salir de su casa, llegar al lugar de votación, disfrutar, algún abuelo que vaya con su nieto, la doble experiencia de poder usar voto papel y voto electrónico”, expresó Jorge Macri minutos después. Cuando le marcaron que hubo denuncias por falta de personal para el desarrollo de unos comicios ordenados y por inconvenientes en el funcionamiento de algunas máquinas, el primo del ex presidente remarcó: “A mí me anduvo muy bien. Yo me sentí cómodo. A lo largo del día las autoridades se van a ir poniendo más ágiles. Seguramente, como todo arranque electoral siempre hay problemas pero se van a ir normalizando en el día. Siempre los arranques son un poquito complicados”.

Martín Lousteau llega al Centro Educativo San Francisco Javier del barrio de Palermo. A él, a Jorge Macri, a Diego Santilli y a Juan Grabois se los vio también con una bolsa de facturas

Jorge Macri contó, finalmente, antes de despedirse de los periodistas, que llegó al colegio con facturas y palitos de queso para alimentar la mañana y amenizar el mediodía. Lo mismo suele hacer Mauricio Macri cada vez que le toca emitir su sufragio. El hábito esta vez se extendió también al principal contrincante de los Macri en la Ciudad de Buenos Aires: Martín Lousteau, el líder de Evolución Radical que desafía la hegemonía de 16 años consecutivos de gobiernos amarillos en la Ciudad de Buenos Aires. Ingresó al Centro Educativo San Francisco Javier del barrio de Palermo a las 8:30 de la mañana con una bolsa de facturas en su mano izquierda. La costumbre ciudadana de contribuir gastronómicamente con la tarea de los presidentes y fiscales de mesa llevada al marketing político por los candidatos.

Minutos después, en Tigre, el Jefe de Gobierno porteño y precandidato presidencial, Horacio Rodríguez Larreta, dio una conferencia en un mitin clásico de Juntos por el Cambio: el desayuno con los dirigentes que integran su boleta. La mesa amplia y abierta, dispuesta en forma de letra C, de frente a las cámaras, con tazas, vasos de jugos, de agua, con masitas dulces dispersas, se convirtió en una suerte de cábala o de tradición. Participaron también el aspirante a la gobernación de la Provincia de Buenos Aires, Diego Santilli, el precandidato nacional al Parlasur, Waldo Wolff; los precandidatos por la provincia de Buenos Aires: a senadores nacionales, José Luis Espert y Cynthia Hotton; a diputada nacional, Silvia Lospennato; y los precandidatos por la Ciudad de Buenos Aires: a diputados nacionales, Maximiliano Ferraro y Álvaro González; y al Parlasur, Soledad Acuña. Los acompañaron, a su vez, Maricel Etchecoin, presidenta de la Coalición Cívica en Provincia de Buenos Aires, los precandidatos a intendente de Tigre, Segundo Cernadas, y de Tres de Febrero, Diego Valenzuela.

Juan Grabois desentonó. Luego de votar en la escuela número 46 de la Ciudad de Buenos Aires a las 10:20 de la mañana, se acercó a dialogar con la prensa. No apeló al rictus alegre y descontracturado que suele mostrar aquellos que hablan del acto de votar como una celebración democrática. No lloró el precandidato presidencial de Unión por la Patria y líder del Movimiento de los Trabajadores Excluidos (MTE), pero pareció haber estado cerca. Quedó sumergido en la aflicción y el desconsuelo, y en un tono de voz pesado, severo.

“Mi deseo es que cuidemos la democracia -relató-, que no sea una democracia meramente formal en la que solamente se vota, sino una democracia real, con plenos derechos a la tierra, techo y trabajo, a la justicia social y a la vida. Que este proceso electoral sirva para una Argentina más humana, con menos crueldad, con menos sangre, con menos dolor. Es un día particularmente triste para mí por lo que pasó por la hija de un compañero, por la actitud buitre que vi en estas últimas 24 horas. Cosas que no vi nunca. Y al mismo tiempo, de la tristeza construir esperanza. Con la democracia y siendo buena gente, podemos construir un país humano, donde volvamos a querernos entre nosotros, a ser solidarios y tener la posibilidad de ser felices”.

Se refirió a la muerte de Morena Domínguez, la niña de 11 años que fue asesinada el pasado miércoles en el partido bonaerense de Lanús. Contó que una compañera le curó el “ojeado” dado que “tenía algunas malas energías concentradas en mí” y que estuvo con la compañía del padre Charly y de las “doñas, las verdaderas heroínas de nuestro pueblo que cuidan las barriadas” en Villa Palito. “Ahora es momento de hacer silencio y escuchar a nuestro pueblo”, cerró Grabois, visualmente angustiado.

Patricia Bullrich demoró quince minutos en emitir su voto electrónico en La Rural (Maximiliano Luna)

Patricia Bullrich protagonizó uno de los highlight de la jornada. Minutos después de las doce y media del mediodía, se presentó en el centro de votación de La Rural. Primero votó los comicios generales con el método tradicional, el de papel. Dejó el sobre en la urna, sonrió para las cámaras y continuó a emitir el sufragio de los candidatos locales. La televisión siguió en vivo la votación de la precandidata a presidenta por Juntos por el Cambio. A las 12:27 se paró frente a la máquina e ingresó la boleta electrónica. Y ahí quedó. Se veía su rostro de incertidumbre y de incomodidad. Pidió la ayuda de dos técnicos. Le dieron una segunda boleta. Tampoco pudo. Una tercera. Fue inútil. Tuvieron que cambiar la máquina. Ya habían pasado más de diez minutos desde que se posó frente a la máquina. Se ponía y se sacaba los anteojos. Los canales de televisión lo transmitieron en directo. Bullrich tuvo tiempo hasta para sacarse una selfie con quienes la ayudaron a emitir su voto.

Lo resolvieron. A las 12:42, tras quince minutos de demora, ingresó finalmente su voto electrónico en la urna. El suceso televisado sirvió de reflejo de lo que alertó la jueza electoral de la ciudad de Buenos Aires, María Servini. La magistrada señaló que en algunos colegios las máquinas llegaron recién ayer a la noche, que en otros no están o no funcionan. “Resulta preocupante el grado de improvisación con el que se han manejado tanto la empresa contratada para la provisión e instalación de las máquinas de votación, como el propio Instituto de Gestión Electoral de la Ciudad de Buenos Aires, evidenciando una impericia nunca antes vista en la organización y ejecución de un proceso electoral”, criticó Servini. En las redes sociales, los comentarios de los votantes coinciden en el malestar: retrasos, desorden y desconocimiento con el uso de la máquina y la boleta electrónica en los comicios porteños. La gente asegura que hay máquinas que no encienden, otras que se apagan y algunas que directamente no imprimen las boletas.

"Me falló la máquina, vinieron dos técnicos a ayudarme. Yo votaba una lista y terminaba saliéndome otra lista distinta", relató Patricia Bullrich (Luciano González)

Quien experimentó un inconveniente con el método electrónico de votación fue, justamente, la precandidata a presidente que disputa el liderazgo del arco opositor nacional con el responsable de haber promovido la utilización de una máquina para emitir el sufragio, Horacio Rodríguez Larreta, jefe de gobierno porteño en ejercicio. En medio de un alboroto, Bullrich contó su vivencia: “La votación presidencial fue absolutamente tranquila, como siempre. Y la votación en la ciudad de Buenos Aires, me falló la máquina, vinieron dos técnicos. Después de tratar de votar siete veces. Me pasó una cosa muy rara: yo votaba una lista y terminaba saliéndome otra lista distinta a la que yo no quería votar. Tampoco funcionaba la máquina. Tuve que esperar. Estaba por suerte el delegado electoral del juzgado federal. Los técnicos trataron de ayudarme a votar. Luego tuvieron que cambiar la máquina y tuve que volver a votar en otra máquina: la tuvieron que inaugurar nuevamente como mesa. Los sistemas electorales tienen que tener un nivel de maduración. Hay que probarlos, hay que trabajarlos durante un tiempo largo para ver si efectivamente funcionan. Mi experiencia personal fue mala. Si a muchísima gente le pasa lo que me pasó a mí, tendrían que esperar en una cola. Lo normal es votar tres minutos e irse”.

Bullrich denominó el sistema de votación en la ciudad como un “desastre”. Lo que le pasó a ella también lo padecieron otros políticos. Jorge Macri reveló complicaciones, en el colegio de San Cristóbal donde votó Leandro Santoro, precandidato a Jefe de Gobierno de Unión por la Patria, también hubo inconvenientes, Facundo Manes constató problemas con la boleta electrónica y Myriam Bregman, precandidata a presidenta por el Frente de Izquierda Unidad, tuiteó con un juego de palabras de la misma calificación que utilizó Patricia Bullrich: “Dijimos que el sistema de voto electrónico era un desastre. Denunciamos ante la justicia que el sistema de BUE era un desastre. Resultó funcionar de manera desastrosa”. Bregman, por ejemplo, tardó dos horas en votar en la escuela del barrio de Montserrat.

Javier Milei votó después de la una del mediodía en la sede de la UTN en el barrio porteño de Almagro (REUTERS/Mariana Nedelcu)

Javier Milei, precandidato presidencial por La Libertad Avanza, fue uno de los últimos aspirantes a la Casa Rosada en emitir su voto. Lo hizo después de las una del mediodía en la sede de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), ubicada en Medrano 951, tras hacer una larga fila de más de dos cuadras. Él también debió sortear las complicaciones de los comicios porteños por las demoras con la boleta electrónica. “Era esperable”, dijo y luego afirmó que el sistema fue implementado “con tal de hacer trampas y tener alguna ventajita electoral”. “Cada vez que los políticos hacen trampa lo paga la gente; la forma en la que se instrumentó el voto por parte del Gobierno de la Ciudad fue muy improvisado y ahora lo pagamos nosotros”, amplió.

Su voto, seguido por los principales canales de televisión, estuvo acompañado del caos. Mucha gente en pocos metros cuadrados, gritos y empujones alrededor de la mesa de votación, del cuarto oscuro y del biombo. Tal vez, el desconcierto le hizo a Milei depositar su voto en la urna y retirarse. Minutos después, debió volver porque se había olvidado su documento en la mesa. A la salida de la UTN, enfrentó a la prensa en medio de los empujones.

A las elecciones no les faltó el color que aportó el reconocido sastre Jorge Williams, quien volvió a presentarse en su escuela de votación con el traje característico y de ocasión: sombrero, saco con capa, pantalón con las banderas argentinas. Y también se repitió la captura de personas con pedido de captura que se acercaron a votar en las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias. En el área porteña, tres personas fueron apresadas luego de emitir su voto en escuelas de Monserrat y Villa Soldati: un hombre de 47 años en la Escuela Cristiana Evangélica sobre el cual pesaba un pedido de captura por “violación con fuerza e intimidación”, un mayor de edad acusado de un robo a mano armada, por instrucción del Juzgado Criminal y Correccional N°17 detenido en el Instituto Nuestra Señora de Fatima de Villa Soldati y una mujer capturada en el Instituto Sra. del Monserrat por el delito de “trata de menores”.

En tanto, un hombre de 102 años votó en un colegio de La Plata y afirmó: “nunca falté” y agregó que vivir en democracia “está de diez”. Se trata de Américo Smith, quien entró al lugar de los comicios en silla de ruedas acompañado por su sobrina. “En dos meses cumplo 103″, contó Américo, mientras era aplaudido por los presentes. Además, Américo aconsejó a los jóvenes cumplir con la obligación.

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