Después de meses de tensión, también Martín Menem y Cristian Ritondo sellaron una tregua. Hace dos semanas se reunieron a solas en el despacho del presidente de la Cámara de Diputados para tomar algo y relajar después de las tensiones de una semana dura por la ley de fondos universitarios. El referente de PRO estaba de bueno humor por el triunfo de Independiente ese domingo, pero no sólo por eso. El Gobierno acababa de iniciar una serie de gestos que indicaban que les harían caso, al menos, en alguno de los reclamos que venían haciendo prácticamente desde el inicio de la gestión.
Esa conversación distendida ocurrió días después de que Santiago Caputo se encontrara con Mauricio Macri y con el propio Ritondo, principal alfil del ex presidente en el Congreso. Desde entonces, el riojano y el bonaerense volvieron a hablar varias veces, y en el Gobierno aseguran que esas charlas, además de garantizar a Milei la supervivencia del veto a los fondos universitarios y las próximas discusiones en el Congreso, terminaron de cerrarle la puerta a la posibilidad, largamente pregonada desde PRO y resistida en LLA, de que Ritondo ocupe el lugar de Menem.
En La Libertad Avanza aclaran que las concesiones a los amarillos, así como el asado con los gobernadores del PJ y fuerzas independientes prevista para mañana a la noche en Olivos, responden exclusivamente a sus necesidades legislativas. “Es para asegurarnos los 87. No hay otro motivo”, lanzan, reactivos a la idea que propagan desde el macrismo de que el Gobierno finalmente “entendió” y “se dejó ayudar” en la gestión.
Ritondo, cuentan en su entorno, nunca quiso especialmente ese lugar, per sé. Sí buscaba, en la línea de Macri, un acuerdo “macro”, que incluyera un lugar en la mesa de decisiones, aunque fuera sobre agenda legislativa, y una “colaboración” en lugares específicos del Estado (que los alfiles de Milei siempre interpretaron como un simple pedido de cargos). Y ahora, los macristas soltaron la línea de presión por la titularidad de la Cámara baja, para facilitar el acuerdo que está en vías de construcción.
En el oficialismo se inclinan por pensar que el acercamiento estratégico de Ritondo, además de la conformidad, se debe a una cuota de “realismo” ante las imposibilidades demostradas durante los diez meses de administración libertaria. Martín Menem es uno de los protegidos de Karina Milei, la funcionaria más poderosa del Gobierno y la más intransigente frente a los intentos de Macri de desembarcar en la gestión.
Esta semana, por ejemplo, cerca de la Secretaria General deslizaban que no estaban “tan seguros” de que el nombramiento de María Tettamanti al frente de la Secretaría de Energía hubiera sido una ofrenda para conformar al líder aliado. “Ella participó de los equipos de Patricia, ¿no?”, deslizó un referente muy cercano a la hermana de Milei, en sintonía con la ministra de Seguridad, que venía de protestar por lo bajo tras presenciar cómo Macri se auto-atribuía esa designación.
En IDEA, Mauricio Macri había respondido breve pero conciso a la pregunta de un periodista sobre el nombramiento de Tettamanti: “Nos pidieron colaboración”.
En Balcarce 50 sí confirmaron que fue Santiago Caputo, con la venia de Milei, quien acordó entregarle el manejo de Energía a una experta de Fundación Pensar propuesta por Emilio Apud, hombre de confianza de Macri, a raíz de sus dos conversaciones presenciales con el ex mandatario. Pero remarcaron que fue el jefe de PRO quien pidió ese lugar, insistentemente, y que Milei sólo cedió, pero nunca pidió ayuda.
En medio de estas sutilezas, en el entorno de Karina despotricaron contra las “operaciones” del ex mandatario. Y por ahora niegan nuevas designaciones de macristas, sean políticos o técnicos, en otros lugares de peso en la administración. Del lado amarillo auguran lo contrario y vislumbran roles para algunos de sus legisladores.
En resumen, los violetas aseguran que Ritondo “entendió” que era imposible que Karina Milei le soltara la mano a Menem para conformar a sus socios, a pesar de la tendencia del propio Presidente por tender puentes.