En Nueva York la temperatura es de 12° y hay sol. "Después de días con -12 de sensación térmica, hoy es un día maravilloso", dice el consultor Carlos Fara al otro lado de la línea. Y marca el primer contraste: por estas latitudes atravesamos una semana caliente desde lo climático, claro está, pero también desde lo político. Y Santa Fe no estuvo exenta ni de uno ni de otro escenario. De ese último tema que Fara conoce bien, y de los dos meses de Javier Milei al frente de la Presidencia, quiso hablar El Litoral.
– ¿Qué análisis hace de esta semana que pasó, con el retiro de la "ley ómnibus" del recinto de Diputados, pero también de los dos meses de gobierno de Milei y todo lo que ocurrió en este período (mega ley, mega DNU, pulseada con las provincias, cambios en el gabinete)? ¿Fueron muchas cosas para tan poco tiempo?
– Era de esperar que el gobierno tenía que marcar una impronta refundacional porque, si llegaba, lo hacía para hacer grandes cambios; no cambios tibios o marginales. Eso necesita una ingeniería política que por ahora no lució; era lógico pensar que el Presidente pide 10 para tener 5 o 4. Pero da la impresión de que, pasando los días, no hubo suficiente realismo sobre los objetivos y sobre el profesionalismo con que hay que llevar estas cosas a cabo. La Argentina decidió el año pasado darle a Milei solo la Presidencia, porque no le dio el Congreso ni los gobernadores. Y en un país federal necesariamente iba a tener que ir a negociaciones.
Da la impresión de que el gobierno se cree el argumento del 56 % que fue el resultado en el balotaje, pero en la primera vuelta fue 30. Por eso Unión por la Patria es el más votado. Después, con el argumento del 56 % dice que la gente votó esto y que hay que aplicarlo cuando, en realidad, "lo que votó la gente" es un poco relativo. Ahí es donde el gobierno se enfrenta con estos problemas y, cometiendo algunos gestos de soberbia, no termina de entender cómo funciona todo el aparato institucional argentino.
– La gente no le dio gobernadores ni le dio legisladores; sin embargo son los dos grupos a los que embiste desde las redes o, directamente, desde el recorte de recursos como ocurrió por estos días (con la eliminación del Fondo compensador para el transporte del interior). ¿Cómo se lee este dato?
– Era todo un interrogante cómo iba a reaccionar la sociedad y la política frente a este experimento nuevo. Creo que siempre es mejor tener algún triunfo que ningún triunfo. Si el gobierno hubiera moderado o modelado de otra forma lo que propuso, empezando por la ley ómnibus, más allá del DNU, se hubiera encontrado con algunos aciertos, algunas victorias. Tal vez no eran las más importantes pero al menos iba metiendo goles, iba progresando en el partido. Ahora se quedó sin nada y eso es un interrogante, más allá de lo político porque la primera reacción de los mercados es negativa. Los mercados dicen: están buenas las ideas que propone pero no tiene fuerza para imponerlas. Me parece que vamos a estar en un interrogante por largo tiempo. Ahora pareciera que el gobierno se encarrila a una sociedad con el PRO más explícitamente, y de todas maneras eso no alcanza: entre el Pro y la Libertad Avanza son unos 75 diputados; faltan muchos para lograr los 129 de quórum propio. No me parece mal que lo haga, pero la idea se queda corta.
– ¿Para qué se insistió tanto con una ley (la Ley "Bases") si luego, cuando cayó, se dijo que no la necesitaban porque en enero ya habían obtenido el déficit cero?
– Quien conoce el aparato del gobierno nacional sabe que el gobierno puede hacer muchísimas cosas sin pasar por el Congreso. Después, si quiere privatizar o cambiar la ley de contrato de trabajo, sí o sí hay que pasar por el Congreso. Ahora, por el medio, para lograr un déficit cero estás con las manos bastante sueltas y se puede hacer rápidamente. Creo que el gobierno quiso mostrar que iba con todo, que tenía todas las ansias de cambio y se terminó encontrando con la realidad que todos veíamos que iba a suceder y no sabíamos cómo iba a resolver, salvo que la resolviera pragmáticamente. Esto es, mover fichas que no es que sean tan importantes pero permiten no mostrarse con debilidad.
– ¿Dos meses de gobierno es un buen momento para hacer un replanteo?
– Creo que a los replanteos hay que hacerlos cuando se ve que algo no funciona. Y está claro que hay cosas que no funcionan. Si estuviera todo bien, no tendría que hacerlo más allá de los resultados. Me parece que es mejor tener las malas noticias pronto para reaccionar que demorar y enterarse cuando ya no hay nada para hacer.
– ¿Se puede gobernar sin el Congreso? ¿Hubo alguna experiencia similar en democracia?
– Sin el Congreso no se puede gobernar. Se puede resolver en tanto haya acuerdos políticos útiles. Ocurrió en transición entre los primeros meses de (Carlos) Menem porque el nuevo Congreso asumía en diciembre y él lo hizo en julio por lo cual necesitaba un acuerdo político que se lo dio (Raúl) Alfonsín. Después, (Eduardo) Duhalde que no estaba en los papeles, logró un acuerdo peronista-radical. Pero, o el gobierno tiene mucho apoyo popular o bastante mayoría parlamentaria como para poder hacer más o menos lo que quiere. Y aquí no es ninguno de los dos casos: no hay un Alfonsín que le pueda garantizar esto. Macri es líder de un sector que está lejísimo de constituir una mayoría. Así que experiencias de ese tipo no hay.
– Eso, más allá de que el gobierno sigue argumentando que tiene el 56 % de los votos, que en realidad es un 30, y sigue utilizando ese argumento para decir que puede hacer lo que se propone.
– Un 56 % lo eligió en una segunda vuelta para que no hiciera lo mismo que el kirchnerismo. Pero, entre no hacer lo mismo que el kirchnerismo y hacer otra cosa hay muchos matices. En los dos primeros meses, todo el mundo quiere que al nuevo presidente le vaya bien y reconoce que hay que darle tiempo. Pero eso, a la corta o a la larga, se termina deteriorando, sobre todo si no hay resultados: por mucho argumento del 56 %, no camina si no hay resultados.
– ¿Cómo se ve a este gobierno desde la ciudad donde está usted ahora, Nueva York?
– Primero, con muchos interrogantes: ¿qué es Milei?, ¿se pueden hacer tantos cambios de la noche a la mañana? La gente de los bancos y fondos de inversión lo ven con expectativa pero con interrogantes en el tema político desde el inicio y se terminó de confirmar esta semana (luego del traspié de la "ley ómnibus" en Diputados) . De manera que la expectativa es positiva pero con muchas dudas respecto de la fortaleza política.
Con información de El Litoral