A las puertas de lo que algunos economistas llaman una nueva "piña", Argentina entró en la cuenta regresiva de la carrera electoral 2023. El escenario de tercios para elegir un nuevo presidente agrega incertidumbre, exacerba los miedos y dispara para mal todos los indicadores de una economía que cruje.
Para pensar posibles perspectivas de un futuro cercano, El Litoral convocó a Sergio Hauque, que además de contador público es abogado y doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales, fue decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNL y es profesor de diversas cátedras de grado y posgrado. El especialista consideró las plataformas de los tres candidatos con más chances de quedarse con la presidencia de Argentina: Javier Milei, Sergio Massa y Patricia Bullrich, presentadas antes de la realización de las Paso. "Es conveniente que los argentinos decidamos en democracia tan pronto sea posible quién va a conducir el futuro", anticipa su mirada que incluye un mix entre dos áreas inseparables al poner bajo la lupa a la alicaída Argentina, lo económico y lo político.
– ¿Argentina está entrando a una de esas crisis históricas que cíclicamente tiene el país o ya la estamos atravesando a pleno?
– La mejor forma de saber si una crisis fue tal es analizarla a posteriori en perspectiva histórica. Recién allí podemos decir si fue una crisis de magnitud comparable a otros eventos anteriores. De todos modos, la situación actual parece ser similar a algunas de las crisis argentinas significativas, como la de 1975, 1982, 1989 y 2001. En mi opinión el período 2023/2024 va a quedar anotado dentro de ese listado.
– ¿Qué hechos objetivos lo marcan?
– Algunos datos de coyuntura lo ilustran. Esencialmente los niveles de inflación. Las tasas de inflación mensual y de los últimos doce meses son aproximadamente del 12% y del 124%, respectivamente. Es decir, estamos hablando de tasas que no habíamos visto desde los meses previos a la convertibilidad en 1991. Y como normalmente sucede con alta inflación, el problema más grave que acarrea es una impresionante distorsión en los precios relativos.
La brecha cambiaria (la diferencia relativa entre el precio del dólar oficial y los dólares financieros) se acercó al 160% en la primera semana de octubre. Hay que buscar muy atrás en la historia argentina para encontrar brechas tan significativas.
Otros indicadores que señalan desequilibrios son los altos niveles de pobreza e indigencia aún con buenos niveles de empleo. No estamos ante los niveles más altos de pobreza ya que en medio de la crisis de 2001 se llegó a superar el 50%, pero resulta significativo con una pobreza superior al 40%, el desempleo esté solo en el 6%.
– Entonces lo que no está funcionando bien es la distribución…
– El indicador disponible más claro es el de pobreza medida por ingresos: cuando existe un nivel de empleo relativamente bueno y un 40,1% de la población bajo la línea de pobreza, es difícil sostener que la distribución del ingreso cumple con parámetros mínimos de equidad, porque muchos asalariados no obtienen ingresos suficientes para una subsistencia digna.
Mucho menos cuando la indigencia está en el 9,3% y especialmente cuando esa pobreza aumenta en el rango etario de 0 a 14 años hasta llegar a un 56,2%. Este último es un indicador de futuro realmente alarmante.
Es decir, creo que estamos cursando una crisis económica significativa cuya solución no está a la vuelta de la esquina. No sé si va a ser igual a las anteriores y es muy difícil predecir cómo será el futuro. Sí deseo que se resuelva rápido y podamos retomar un camino de crecimiento.
De cada una de las crisis que mencioné anteriormente el país salió, pero cada una de ellas nos dejó aumentos en el núcleo duro estructural de la pobreza. Espero también que la salida de esta crisis no provoque el mismo efecto.
Propuestas y ¿salida?
– Estamos a dos semanas de las elecciones y hay tres candidatos con chances. ¿Qué proponen para salir adelante?
– Cuando me convocaron para la entrevista releí las plataformas electorales de las 3 fuerzas políticas más votadas en las primarias.
Esos documentos fueron presentados aproximadamente un mes antes de las Paso y en Argentina eso es mucho tiempo. Por ejemplo, a fin de junio de 2023 los dólares financieros tenían valores por debajo de los 500 pesos, por lo que seguramente lo que allí se escribió necesitará ajustes en su implementación.
Algo en común entre las tres plataformas es que todas empiezan por el capítulo económico, señalándolo como el desafío más significativo para el nuevo gobierno.
La plataforma de La Libertad Avanza propone en sus puntos iniciales eliminar el gasto improductivo del Estado, optimizar y achicar el Estado y privatizar las empresas públicas deficitarias. En un punto posterior aparece el controvertido tema de la eliminación del Banco Central fijada para una tercera etapa y un sistema de competencia de monedas que permita a los ciudadanos elegir el sistema monetario libremente o la dolarización de la economía. Señala también que eliminará las retenciones a las exportaciones y los derechos de importación.
La de Juntos por el cambio menciona como primera propuesta el inicio de un plan de estabilización para reducir drásticamente la inflación. Plantea también una reducción responsable de impuestos compatible con el equilibrio fiscal primario. Además buscará la independencia del Banco Central y la eliminación de los múltiples tipos de cambio para ir a un tipo de cambio único. En este último punto coincide con La Libertad Avanza.
La de Unión por la Patria, remarca la noción de independencia económica y se concentra en la búsqueda de consensos para encontrar soluciones a los problemas económicos. Marca como central encontrar un final para la deuda con el FMI y destaca que las soluciones van a surgir de una discusión entre todos los argentinos.
Hay que tener en cuenta que cada vez que Argentina llega a los momentos previos de una elección presidencial la volatilidad en los mercados aumenta. Ahora llegamos con tres candidatos en pugna en un contexto de marcada escasez de divisas, lo que multiplica la volatilidad.
Con una moneda argentina muy débil y un candidato con chances que plantea la posibilidad de dolarización, es casi imposible que alguien quiera tener pesos.
– ¿El contexto económico actual es una señal de que el dólar va a seguir subiendo?
– Hay una forma tradicional de estimar cuánto va a valer el dólar dentro de un determinado tiempo. Preguntarle a quienes están dispuestos a hacer la apuesta de venderte dólares en los mercados de futuros. Para diciembre 2023, el dólar oficial que está a 350 pesos, hoy tiene un valor aproximado de 715 pesos. Es decir, el mercado apuesta a que va a existir una devaluación de más del 100%. Estas expectativas son típicas de una crisis.
Ante esta situación, es muy difícil que un gobierno en sus últimos meses de gestión pueda generar la confianza suficiente para implementar un plan a mediano plazo. Es muy conveniente que los argentinos decidamos en democracia tan pronto sea posible quién va a conducir el futuro. Entiéndase bien, no estoy diciendo que todo debe terminar en primera vuelta, pero dada la situación sería lo más conveniente. Porque cuanto más rápido se elimine la incertidumbre sobre el nombre del Presidente para los próximos cuatro años, más rápido vamos a poder ponernos manos a la obra. Si vamos a un balotaje, que es totalmente constitucional, vamos a estar otro mes calculando quién va a ganar, qué va a hacer, qué puede pasar…
– Lo que proponen los candidatos ¿es posible?
– Argentina tiene un perfil de deuda externa pública muy difícil en relación con los niveles de reservas internacionales existentes. Por ejemplo, los vencimientos con el FMI prorrogados hasta el 31 de octubre a nuestro pedido, representan aproximadamente el 10% de las reservas brutas. Con una deuda muy grande en relación con los recursos disponibles y sin financiamiento a la vista con un riesgo país superior a los 2700 puntos, cualquier salida es difícil. Aunque se elimine el déficit y no haya ningún gasto improductivo -que no es el caso- no vamos a tener soluciones sencillas.
Hoy los niveles del déficit fiscal y cuasi-fiscal del Sector Público, aunque no son máximos históricos, se encuentran en niveles muy elevados. Una solución estable parte de un Estado que es creíble para que lo financie el sector privado o el sector externo si no tiene equilibrio fiscal. Si además tiene que devolver lo que pidió prestado, no alcanza con el equilibrio, hay que generar superávit fiscal. Y eso implica recortes de gastos, porque no considero factible un aumento de impuestos en este contexto.
Más allá de que socialmente pueda ser considerado improductivo, cada peso que gasta el Sector Público beneficia a alguien. Si se recorta ese peso siempre alguien se va a quejar. Entonces cuando se dice que hay que recortar 15 puntos del PBI de gasto público parece muy razonable, pero la pregunta es ¿a quién se lo van a quitar? Los gritos que se van a oír de los perjudicados pueden ser muy altos. Es cierto que existe gasto político que puede considerarse improductivo, pero con todo ese recorte no alcanza para achicar significativamente el gasto público.
– Muchas de las medidas que se le escuchan a Milei ¿son posibles social o jurídicamente?
– Pueden ser teóricamente posibles. En mi opinión, la Constitución de 1853/1860 era más compatible con las medidas que propone Milei en los medios periodísticos. Después de la reforma constitucional de 1994, que incorporó muchas instituciones de la social democracia, muchas de sus propuestas pueden chocar con principios constitucionales. Es lógico que muchos de sus planteos rupturistas se encuentren limitados por el actual marco constitucional.
Y la pregunta que podemos hacernos es si la Argentina está preparada para hacer frente a conflictos de poderes por discusiones jurídicas, cuando en realidad necesita soluciones rápidas. Creo que en todos los casos vamos a necesitar un gran esfuerzo de consenso entre las fuerzas políticas y sociales para poder avanzar hacia una solución.
Más allá del rupturismo de Milei, si nos atenemos a las plataformas no encontramos claramente una respuesta para los ¿cómo hacerlo? Decir que se eliminará el gasto improductivo, que se va a implementar un plan de estabilización o que los problemas económicos se solucionarán con un gobierno de consenso no nos ilumina sobre cuál será el camino para lograrlo. Salvando las distancias es como si me preguntasen a mí, que soy hincha de Colón, cómo nos vamos a salvar del descenso. Y yo respondiese "haciendo goles en el arco contrario y evitándolos en el propio". El problema más difícil de dilucidar es el cómo vamos a lograrlo.
– ¿Es tan negro el panorama? ¿No ve una luz de esperanza?
– Separaría lo que es la estructura de la economía de la coyuntura. Argentina sigue siendo un país de clase "media alta" en las estadísticas mundiales. Se encuentra entre los 60 primeros del mundo en los rankings de PBI per cápita, Índice de Desarrollo Humano y en el Índice Global de la Felicidad. Seguramente alguna vez estuvo mejor, sí. Pero sigue siendo un país muy bien dotado de recursos materiales y capital humano. Yo creo que las bases fundamentales del sistema económico siguen sólidas. En términos de recursos naturales, cuando creíamos que habíamos agotado las reservas de hidrocarburos, encontramos Vaca Muerta. Creíamos que no íbamos a exportar más que soja y nos encontramos con un aumento significativo de la demanda mundial de litio. Desde la Universidad Argentina se ve que el capital humano argentino sigue siendo magnífico.
Ahora bien, la coyuntura es de crisis y para salir de ella habrá que atravesar un período difícil. No tengo dudas que 2024, gane quien gane, va a ser difícil. Aunque gane Dios, que siempre decimos que es argentino. El nuevo gobierno va a tener que tomar medidas y habrá sectores que van a sufrir más problemas económicos. Seguramente ninguna medida permitirá que todos ganen.
Se necesitan consensos y los argentinos estamos lamentablemente muy divididos. Si no nos ponemos de acuerdo en el camino, los avances van a ser más difíciles.