Una hora después del veredicto de los fiscales que pidideron 12 años de prisión a Cristina Kirchner por la causa de corrupción de la obra pública, el presidente Alberto Fernández habló por teléfono con la vice para darle todo su apoyo y de inmediato emitió una señal uniforme en todo el espinel del Gobierno: salir en bloque a defenderla.
"Fue una charla cordial y muy buena", dijo a El Cronista un allegado al jefe de Estado sobre el intercambio de opiniones que cruzaron Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Ambos quedaron en verse personalmente en los próximos días pero coincidieron en rechazar de plano un veredicto que consideraron parte de "una persecusión política".
Así, desde el presidente Alberto Fernández para abajo, el Gobierno a pleno unificó su discurso en torno a una defensa cerrada de Cristina Kirchner ante las acusaciones de corrupción elevada por los fiscales de la causa de la obra pública y en la Casa Rosada perciben que este caso puede ser un disparador para sellar la unidad en el resquebrajado Frente de Todos.
Apenas se conoció el veredicto del fiscal Diego Luciani que pidió 12 años de prisión para la vicepresidenta, Alberto Fernández lanzó un tuit en el que remarcó que comenzó diciendo: "hoy es un día muy ingrato para alguien que, como yo, se ha criado en la familia de un juez, se ha educado en el mundo del derecho y enseña Derecho Penal hace más de tres décadas. Vuelvo a transmitir mi más profundo afecto y solidaridad a la vicepresidenta @CFKArgentina".
Además, el Presidente emitió un comunicado en el que destacó que "el Gobierno Nacional condena la persecución judicial y mediática contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner que quedó expresada hoy, una vez más, en el alegato final".
Alberto Fernández añadió que "ninguno de los actos atribuidos a la ex Presidenta ha sido probado y toda la acusación que se le carga se refiere únicamente a la función que ejercía en ese período lo cual degrada lastimosamente los más elementales principios del Derecho Penal moderno".
También el Presidente expresó su solidaridad con la vicepresidenta frente "a esta persecución y búsqueda de proscripción que se enmarca en intentos similares llevados adelante contra otros líderes populares cuando la justicia se pone al servicio de poderes fácticos".
En rigor, la estrategia presidencial de defensa acérrima a Cristina Kirchner estuvo perfectamente aceitada en todos los resortes de poder del Gobierno. No hubo fisuras y el albertismo, incluso, expuso una sobreexposición de ataques a la justicia por las acusaciones vertidas contra la vicepresidenta.
Desde lo formal, en el Gobierno creen que la defensa unificada a Cristina Kirchner era "inevitable" y un "acto reflejo" del oficialismo. Pero también el Presidente cree que este caso será "una oportunidad histórica", como dijo un allegado a Alberto Fernández, para que el Frente de Todos muestre un bloque monolítico uniforme para dejar atrás los días de grieta interna.
Es decir, entienden que la embestida judicial y de la oposición podría "fortalecer" el frente interno en el oficialismo de cara a las elecciones del año que viene. No ven que la causa judicial que complicó a la vicepresidenta sea un impedimento para los comicios del 2023.
Fuente: El Cronista