La incertidumbre que rodea el resultado del balotaje que tendrá lugar mañana agudizó la polarización con apelaciones al miedo y acusaciones de campaña sucia. Mañana habrá una elección decisiva en la definición del futuro del país en los próximos cuatro años con dos propuestas antagónicas y un resultado que abre interrogantes sobre la convivencia política futura.
La certeza de las encuestas dejó de ser tal, por las reiteradas fallas en los pronósticos anteriores y la virtual paridad que arrojaron la mayoría de los sondeos sobre el cierre electoral, con una diferencia entre Sergio Massa y Javier Milei que, en el promedio de una docena de mediciones, no supera los dos puntos. Muy poco si se considera el margen de error técnico. Hay sin embargo, encuestadores como Cristian Buttié que registró una brecha de cuatro puntos entre ambos contendientes y no visualiza “un quiebre de tendencia”. Se suma el interrogante de a cuánto escalará el voto en blanco y el nivel de participación, entendidos como manifestación de disconformidad con los candidatos.
En las elecciones del 22 de octubre, el postulante de Unión por la Patria consiguió 9,6 millones de votos, el 36,7% de los sufragios afirmativos, y el líder de La Libertad Avanza 7,8 millones, el 30%. Los separaron 1,7 millones de sufragios. La ventaja de 6,7 puntos en favor del ministro-candidato en un contexto económico muy adverso superó la mayoría de los pronósticos. Si bien algunos consideraron que esa diferencia fue lo suficientemente amplia como para que Massa se entusiasme con un posible triunfo en la segunda vuelta, al sumar los 6,2 millones de votos que sacó Patricia Bullrich(23,83%), el rechazo al oficialismo asciende a casi el 54%. Milei retendría entre el 60% y el 70% de los votos de Juntos por el Cambio, luego del apoyo de la candidata del PRO y de Mauricio Macri al libertario.
A menos de 48 horas de saber quién será el próximo presidente de la Argentina, y ante la falta de instrumentos para anticipar el rumbo, vale la pena detenerse a mirar qué pasó en 2015, el único antecedente de balotaje que registra nuestra historia.
En 2015, Macri había logrado revertir la derrota en primera vuelta, pero la brecha entre ambos había sido mucho menor. La diferencia entre Scioli y Macri en la general había sido de solo 2,85 puntos porcentuales, entre el 37% obtenido por el candidato del Frente para la Victoria y el 34,15% del postulante de Cambiemos. Macri logró imponerse en el balotaje al escalar 17 puntos y alcanzar el 51,3% de los votos, contra el 48,6% obtenido por Scioli, que recogió 11,6 puntos adicionales.
El entonces gobernador bonaerense sumó 2,9 millones de sufragios y quien ocupaba en ese momento la jefatura de Gobierno porteño, consiguió casi 4,4 millones de votos más, que le dieron el triunfo para acceder a la presidencia.
El nivel de participación
En la segunda vuelta de hace 8 años, la participación bajó respecto de la general, pero levemente: hubo 113.203 votos menos y pasó de 81,07% en la primera vuelta a 80,77% en el balotaje. Esta ligera caída revela que no hubo nuevos votos en esa segunda instancia, sino una redistribución de los que habían recogido las otras fuerzas.
¿Mañana irá más o menos gente que el 22 de octubre? El feriado del lunes conspira contra una suba de la concurrencia, pero hubo un porcentaje de cancelaciones en destinos turísticos y la ocupación hotelera no estaría al nivel de otros años para esta fecha. Para Buttié, “si la participación en el balotaje es similar a la de la primera vuelta, favorece a Milei” y si en cambio, si es más baja en la segunda vuelta, “favorecería a Massa”. Su última medición arrojó una proyección de concurrencia a las urnas del 74,4%.
En las PASO, la concurrencia a las urnas fue del 70,43% (24.935.583 votantes) y tocó su piso histórico para una elección presidencial. Pero creció al 77,65% en la general, cuando 2.165.092 ciudadanos más fueron a votar.
El análisis por provincias
En este contexto de paridad, qué distritos pueden volverse clave para inclinar la balanza en favor de uno u otro candidato mañana. Fundamentalmente, Córdoba -donde Milei cerró ayer su campaña en un acto multitudinario en una apuesta a hacer la diferencia-, y el Gran Buenos Aires, donde Massa confía en que va a ampliar la brecha con su rival respecto de las generales.
En el balotaje del 2015, Scioli se impuso en 15 provincias y Macri, en 9 de las 24, pero no le alcanzó para ganar. Macri lo aventajó en 678.774 votos en el total nacional, y en ese triunfo fueron clave los votos cordobeses.
En Córdoba, el postulante de Cambiemos superó en más de 930.000 votos al candidato del Frente para la Victoria: consiguió el 71,52% (1,5 millones de votos) contra el 28,48% de Scioli (616.000 apoyos). Con esos números en la cabeza, Milei está convencido de que en este distrito que, hasta ahora vino siendo el más antikirchnerista del país, logrará hacer una diferencia sobre Massa que le permitirá llegar a la Casa Rosada.
El otro distrito en volumen de votos que le permitió el triunfo al líder del PRO en 2015 fue la Ciudad de Buenos Aires, donde Cambiemos duplicó la cantidad de sufragios de Scioli, y Macri consiguió una ventaja de más de medio millón de votos. El ex mandatario se impuso en el distrito donde nació su partido con el 64,8% contra 35,2% del ex motonauta.
La tercera provincia que le amplió la ventaja a Macri en 234.000 votos fue Santa Fe: el fundador del PRO obtuvo 55,72% contra 44,28% de su rival kirchnerista. Mendoza, otra provincia en la que Milei apuesta a hacer una diferencia importante en su favor, le aportó a Macri 163.000 sufragios extra en el balotaje. En el territorio del vino, Macri ganó con más de 15 puntos de diferencia, al obtener el 57,53% contra 42,47% de Scioli.
En la provincia de Buenos Aires, en 2015 el resultado fue muy reñido, con apenas 219.000 votos de diferencia en favor de Scioli, que obtuvo el 51,15% de los sufragios (4,8 millones), pero no alcanzaron para marcar una diferencia significativa en favor del candidato peronista. Macri obtuvo en el distrito de mayor peso electoral, el 48,85% en el balotaje (4,6 millones de apoyos).
¿Qué pasó entre las generales y el balotaje del 2015?
En la primera vuelta, el FPV se había impuesto en 17 provincias y Cambiemos en 5. En Jujuy había ganado Unidos Por Una Nueva Alternativa (UNA) y en San Luis, Compromiso Federal. Cambiemos cosechó 8,6 millones de votos y el FPV sumó 9,3 millones, una diferencia de más de 737.000 votos en favor de Scioli.
En el balotaje, Scioli ganó en 15 provincias – dos distritos menos – y Cambiemos en 9, cuatro más que en la primera vuelta. La diferencia fue de 678.000 votos, pero esta vez en favor de Macri.
El mayor caudal de votos a distribuir en la segunda vuelta fueron los de UNA, 5,3 millones, que sumados al resto de las fuerzas minoritarias, totalizaron 7,2 millones. De ese total, el 40% fue para Scioli y el 60% para Macri.
No hubo mayores diferencias en cuanto a la fuerza política ganadora en cada provincia, salvo en cuatro casos, todos en favor de Cambiemos. Uno fue Jujuy donde había ganado UNA, que llevaba a Massa de candidato, y como vice el hoy gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, y en la segunda vuelta, se impuso Cambiemos.
Otro, San Luis, donde en las generales había ganado Compromiso Federal – que llevaba como gobernador al ex gobernador de esa provincia Adolfo Rodríguez Saá-, y en la última instancia ganó Macri.
En La Pampa y La Rioja, dos distritos fuertemente peronistas, había ganado Scioli en la primera vuelta, y cambiaron de color político en el balotaje.