Ante el importante movimiento turístico previsto para el próximo fin de semana largo y la realización de diversos eventos deportivos y culturales a desarrollarse en la provincia de Entre Ríos, desde el Área Técnica del Túnel Subfluvial reiteran la necesidad de planificar el horario de cruce a Paraná, respetar las barreras del peaje y las velocidades de circulación en el interior del viaducto. Entre viernes 25 de febrero y el martes 1 de marzo se conjugarán tres factores que tendrán incidencia directa en el funcionamiento del enlace: el feriado largo de carnaval que promoverá un intercambio turístico en ambos sentidos; la realización el día sábado 26 del partido que disputarán en la ciudad de Paraná los equipos de Colón de Santa Fe y Barracas Central de Buenos Aires, y los tradicionales carnavales de Gualeguaychú y Paraná, entre otros. Estas circunstancias provocarán un incremento considerable en la circulación vehicular, tanto en jurisdicción del ente como en todas las rutas de la región.
Un antecedente cercano
El pasado 17 de febrero, con motivo del encuentro futbolístico disputado en la ciudad de Paraná por Colón de Santa Fe y Godoy Cruz de Mendoza, hubo filas de vehículos en los accesos al Túnel Subfluvial. Ante las lógicas demoras, algunos automovilistas reclamaban el levantamiento de las barreras del peaje con la errónea idea de que eso permitiría agilizar el tránsito como ocurre en otros corredores viales.
En esa oportunidad, durante la franja horaria de mayor flujo, transitaron por el viaducto alrededor de 1.500 vehículos por hora, prácticamente el doble de lo habitual, no registrándose incidentes.
“Se debe comprender que, si bien el viaducto posee características constructivas de alto estándar, también exhibe debilidades en función de un diseño concebido en los años 60: en su interior, bajo el río Paraná, no existen banquinas ni salidas de emergencia, lo que obliga a trabajar con mayores niveles de previsión y seguridad que los requeridos en otros lugares”.
Las barreras son claves
Las estaciones de peaje y sus respectivas barreras son herramientas esenciales de seguridad, dado que regulan el tránsito a partir de las indicaciones directas de un operador que, de manera permanente, monitorea desde una sala de control el flujo en el interior del viaducto.
Las barreras son un mecanismo perfectamente sincronizado que le permite al viaducto absorber el tránsito de cuatro vías para canalizarlo a solo una por mano en su interior, manteniendo una distancia de 30 metros entre vehículos a partir de un régimen de velocidad mínima y máxima que oscila entre los 40 y 60 km/h.
“Resulta indispensable comprender que en el tiempo de espera se está ejecutando todo un mecanismo que posibilitará a cada usuario llegar a destino de la mejor forma y en el menor tiempo posible.
Los números del túnel
Desde su habilitación en diciembre de 1969, circularon por el viaducto alrededor de 136 millones de vehículos, sin embargo, el emblemático enlace interprovincial figura entre los túneles bidireccionales con menor siniestralidad del mundo según valores de admisibilidad del Comité Técnico de Explotación de Túneles de la Asociación Mundial de la Carretera (Piarc por sus siglas en inglés).
“Esto se debe a que el enlace ha adoptado un esquema de funcionamiento basado en normativas europeas, donde la seguridad se piensa desde diversos puntos de vista.
Con una demanda de tránsito actual que ronda los 12.000 vehículos diarios, y picos de 70.000 durante los fines de semana festivos, el enlace exige una importante capacidad de gestión, tanto de mantenimiento como de atención, a cualquier incidente que implique un problema para la circulación.
De esta forma quienes administran el enlace priorizan la seguridad vial y la continuidad en la circulación, posibilitando así que cada usuario llegue a destino de la mejor forma y en el menor tiempo posible. Por esta razón las barreras de acceso al túnel no se levantan.
Fuente: UNO