No hay edad para realizar lo que uno desee. En medio de la pandemia, Miguel Ángel Rodríguez tomó la iniciativa de terminar sus estudios, pese a sus 85 años, en la Escuela de Enseñanza Media para Adultos Nº 1251 de la ciudad de Carcarañá -departamento San Lorenzo-.
Con solo 23 años, llegó a la provincia de Santa Fe para trabajar en los tambos. Tiempo más tarde, se instaló en el pueblo y trabajó durante 40 años en una gomería. Tiene 450 libros en su casa y hace un año empezó la escuela.
“La pandemia me trató bastante mal. Estuve encerrado como un león enjaulado y yo soy una persona bastante activa. Siempre pensé en estudiar, pero como trabajaba muchas horas en la gomería nunca pude hacerlo. Hace un tiempo me retiré del trabajo. Finalmente decidí comenzar a estudiar. El año pasado terminé la escuela primaria y ahora estoy cursando la secundaria. Muchos se preguntan cómo hago para estar estudiando con gente tan joven: la verdad es que es hermoso, porque los chicos saben muchas cosas que yo no sé”, expresó Rodríguez a El Litoral.
“A lo largo de toda mi vida compré muchos libros, me gusta leer mucho. Mis materias preferidas son historia y biología. Ojalá pueda terminar la secundaria, todavía no sé lo que voy a hacer después”, dijo entre risas.
Por último, dejó un mensaje para todos los jóvenes. “Tienen que estudiar para abrir la mente y así nadie los induzca en cosas raras”.
Desde el aula
En tanto, una de sus profesoras -Andrea Piaggio, docente de biología- destacó las ganas del octogenario alumno por querer superarse. “Es esperanzador, la palabra es esa. Llegar a un salón y encontrarse con una persona de 85 años que apuesta a la educación, a cualquiera le da ganas de seguir y de continuar en este camino. Miguel es una persona muy abierta y participa mucho en las clases. Más allá de la edad, él es un compañero más”.
“Cuando entré por primera vez y lo vi me llamó mucho la atención. Fue una sorpresa. A medida que fue transcurriendo la clase le dije si me podía sacar una foto. Al rato llegué a mi casa y decidí subir la imagen en las redes sociales para transmitirles a todos de que se puede”, contó Piaggio.
“Es un orgullo y un ejemplo para nosotros verlo a Miguel. Eso nos incentiva a que sigamos los demás también. Me emocioné cuando lo vi parado en el patio solito y supe la edad que tenía”, dijo Graciela, alumna de la clase.
Fuente: El Litoral