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FMI: Se definen nuevas metas de reservas y se espera la reapertura de la canilla de exportaciones

El staff del organismo oficializará entre hoy y mañana los nuevos objetivos acordados de acumulación de divisas, que se prevían de USD 4.800 millones para este año

FILE PHOTO: A participant stands near a logo of IMF at the International Monetary Fund - World Bank Annual Meeting 2018 in Nusa Dua, Bali, Indonesia, October 12, 2018. REUTERS/Johannes P. Christo/File Photo

El Gobierno y el FMI ajustan los últimos números para el cambio más pronunciado que tendrá el programa financiero con el organismo desde su nacimiento, hace casi un año. Las metas trimestrales y anuales de acumulación de reservas, que configuran el objetivo más sensible del acuerdo, serán flexibilizadas ante las dificultades que tendría el Poder Ejecutivo para cumplir las que cerraban a fines de marzo. El programa ya cuenta con mecanismos de este tipo, pero buscarán ampliarlos para afrontar el impacto que tuvo la sequía y la guerra en Ucrania sobre las cuentas públicas.

El equipo que Sergio Massa envió a Washington para mantener la última ronda de negociaciones con el staff del Fondo Monetario termina por estas horas de definir la letra chica del recálculo de metas de reservas en el Banco Central. Ya con el aval político de la conducción del FMI, el equipo técnico del organismo apuntala el alcance final de esa modificación central en el desarrollo del programa Extended Fund Facility (EFF), algo que en el Palacio de Hacienda creen que tendrá lugar entre el lunes o martes.

La oficialización vendrá con la forma del comunicado tradicional que el staff técnico, que coordina Luis Cubeddu, emite luego de la finalización de la revisión trimestral de metas -en este caso, las de fines de diciembre- y antes de enviar al directorio su informe final para su consideración, lo que derivará en caso de que haya luz verde en un desembolso de USD 5.400 millones. Ante una consulta de Infobae tras la información provista desde la delegación argentina en el G20 que anticipó ese recálculo de metas de reservas, desde el organismo afirmaron que “el equipo técnico del FMI y las autoridades argentinas están discutiendo la cuarta revisión del programa. Comunicaremos el resultado de esas discusiones a su debido tiempo”.

Antecedentes

No es la primera vez, en rigor, que las metas de acopio de divisas en el Banco Central sufre alguna modificación en el año de vida que lleva el acuerdo. El año pasado hubo un recálculo de objetivos trimestrales de USD 500 millones a la baja para la meta de finales de junio, que aún así no fue cumplida por USD 247 millones.

Además, hubo un recálculo del objetivo anual de 2022, que bajó de USD 5.800 millones a USD 5.000 millones, aunque esos USD 800 millones de diferencia pasaron a ser parte de la meta de este año: originalmente se previó en USD 4.000 millones en la primera versión del acuerdo y fue aumentada a los USD 4.800 millones. A su vez, ese umbral de USD 4.800 millones es el que ahora será flexibilizado, en una medida mayor, según prevén desde el Gobierno nacional.

No solo será menos exigente el objetivo anual; también lo serán los de cada trimestre. En el equipo económico consideraron ante Infobae que la meta más difícil que aparecía era la más urgente, la del primer trimestre, que preveía que el BCRA acumule USD 550 millones más de lo que ya tenía en diciembre. Se trataba de una tarea casi imposible al considerar la sangría de reservas que experimentó en lo que va del año la entidad monetaria, superior a los USD 1.000 millones.

Esa meta trimestral estipulaba que el organismo que conduce Miguel Pesce debería tener hacia el 31 de marzo, aproximadamente, unos USD 7.800 millones. Esto se compone de los USD 2.277 millones con los que ya contaba el BCRA en diciembre de 2021 -según el cálculo del FMI- más los USD 5.500 millones que estaban previstos para este primer trimestre. Todo indica que esos números serán ahora mucho menores.

Para el segundo trimestre, se entusiasman en algunos despachos oficiales, podría haber una situación menos crítica, no solo por la propia flexibilización de metas sino porque la cosecha de segunda empezará entre abril, mayo y junio y podría así reabrir con un poco más de fuerza el grifo de las exportaciones del sector. Otro elemento que apareció en la discusión técnica con el FMI fue el costo de la energía: el Gobierno argumentó que el segundo trimestre tendrá menos gastos relacionados a la importación de energía por un trabajo de reducción de costos que empezó a principio de año.

Mecanismos

Por otro lado, el propio acuerdo ya firmado con el FMI preveía una serie de mecanismos para graduar las metas trimestrales de reservas de acuerdo a dos contingencias: que los desembolsos de organismos internacionales -excluyendo al Fondo Monetario- sean más lentas de lo previsto y de acuerdo al cronograma de repago al Club de París, un acuerdo que el Gobierno argentino oficializó a fines del año pasado.

A grandes rasgos, lo que prevé es que habrá un monto posible para reajustar al alza o a la baja el cálculo de reservas según el ritmo de ingresos de divisas por créditos de un grupo de entidades financieras internacionales o de préstamos bilaterales desde otra nación. “Las metas de reservas internacionales netas se ajustarán al alza (o a la baja) por el superávit (o el déficit) en los desembolsos de préstamos y donaciones para programas de instituciones multilaterales”, reza el memorando técnico con el Fondo Monetario. En ese listado de prestamistas están el BID, la CAF, el Banco Centroamericano de Integración Económica y el el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento.

Para eso, el programa estableció una suerte de calendario testigo sobre cómo debería ser ese ritmo. Con esa referencia el BCRA puede ajustar la meta de acuerdo a si esa hoja de ruta se cumplió o no. Esa herramienta, de todas formas, es limitada. “El valor del ajustador a la baja, es decir, en el caso de un déficit de préstamos, se limitaría a un monto acumulado de USD 750 millones en cada año calendario”, establece el memorando técnico.

Según estiman en el mercado, es una fórmula que el Gobierno ya necesitó utilizar a fines de 2022 para cumplir la meta de acumulación de reservas del cuarto trimestre. De acuerdo a un informe de Invecq, cuando terminó el año el Banco Central había sumado poco menos de USD 4.700 millones de reservas netas pero que “si bien esta cifra es menor a los USD 5.000 millones (objetivo de acumulación anual), el Central podrá hacer uso del ajustador a la baja por desembolsos de organismos internacionales (no FMI) menores a los proyectados en el acuerdo por hasta USD 250 millones”, consideró.

Desde el Ministerio de Economía reconocen que la meta de acumulación de reservas es la más sensible en el desarrollo del programa financiero. Para la consultora LCG, ”es clave para que el país pueda demostrar una señal de solvencia”. “La acumulación de reservas debe realizarse en los próximos años a fin de encontrar la forma de refinanciar los vencimientos de deuda reestructurada en 2020. Al mismo tiempo, lograr un mercado de cambios con menos trabas que el actual implica que el BCRA tenga la capacidad de intervenir, al menos mínimamente, para evitar sobre reacciones del tipo de cambio”, apuntaron en un informe reciente.

En ese plano, señaló cuatro elementos que condicionarán la situación de las reservas durante 2023, y que de cierta forma explican la premura en el equipo económico para flexibilizar las metas de acumulación: la sequía, la porción de los vencimientos con el FMI que no están cubiertos con desembolsos, intereses de la deuda reestructurada en 2020 y la recompra de la deuda en dólares que activó el mes pasado la Secretaría de Finanzas.

En la otra mano, cuatro razones podrían implicar una alivio para el frente cambiario: menor gasto en dólares para la compra de energía, un menor déficit por turismo emisivo, un recorte en el gasto en fletes internacionales para el comercio exterior y una meta más leve de acumulación de reservas, un punto que precisamente acordaron ampliar entre el organismo y el Gobierno nacional. Sin el número nuevo de acopio de divisas que se define en estas horas en Washington, el cálculo de LCG era de un déficit de USD 10.000 millones, que deberían ser cubiertas en su mayor parte con mayores controles sobre el uso de dólares para importaciones, lo que tendría un correlato en el nivel de actividad.

En el equipo económico entienden que el contexto de menor disponibilidad de dólares en esta primera parte del año por el impacto pleno de la sequía es un elemento que condiciona el flujo de divisas para importaciones, pero aseguran que “todavía es muy temprano para concluir si este año va a haber menos dólares que el año pasado, hay que dejar pasar al menos dos trimestres”, aseguraron desde un despacho oficial. Además, ratifican que buscarán cumplir con la cifra de importaciones prevista en el presupuesto, por unos USD 93.000 millones.

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