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El mercado evaluó el primer año de Javier Milei: cuáles fueron los aciertos y los puntos débiles

El mercado sostiene que hay motivos para ser optimistas sobre el futuro y destaca factores como el déficit cero, la reducción del gasto, la baja inflación, reformas estructurales y el crecimiento en sectores clave como petróleo, gas y minería. Pero siempre, con "algunos riesgos".

A un año de la gestión presidencial de Javier Milei, el escenario económico del país presenta una serie de contrastes notables. La estabilidad del dólar, con un retroceso nominal tras una fuerte suba inicial, dio una suerte de respiro en los mercados cambiarios.

En paralelo, los bonos soberanos argentinos registraron una mejora significativa en sus paridades, mientras que el riesgo país cayó a niveles no vistos en años. Además, la bolsa porteña cerró un período excepcional y volvió a quedar como una de las de mayor rendimiento global.

No obstante, estos avances coexisten con desafíos estructurales que marcan la agenda económica del país. Analistas advierten sobre la fragilidad del esquema cambiario, que aún enfrenta tensiones externas e internas. Asimismo, la sostenibilidad de la deuda pública plantea interrogantes en medio de un contexto global de tasas elevadas. Por otro lado, el mercado de acciones, aunque en auge, se enfrenta a la necesidad de consolidar un entorno macroeconómico estable para atraer inversión de largo plazo.

Así, mientras el Gobierno celebra importantes hitos económicos, los retos pendientes subrayan la complejidad de equilibrar los avances en el corto plazo con la construcción de una base sólida para el futuro. Y es que Milei implementó un ajuste ortodoxo que, aunque buscó estabilizar variables macroeconómicas, generó un alto costo social.

La devaluación del 118%, la desregulación económica y el aumento de tarifas de servicios públicos provocaron una fuerte inflación (25,5% en diciembre, 20,6% en enero y 13,2% en febrero) que, sin medidas compensatorias ni acuerdos de precios, redujo significativamente los ingresos reales. Así evaluaron los informes de las principales consultoras el primer año del presidente libertario.

Qué dice la city: el primer año de Milei
Desde la consultora de Miguel Ángel Kiguel, Econviews, analizan que: "Hace un año en el país dominaba la incertidumbre y el temor a una crisis de grandes magnitudes. El primer objetivo de Milei fue capear la crisis, pero había preocupación en el mercado porque asumía un gobierno sin experiencia en funciones ejecutivas, con una marcada minoría en ambas cámaras del Congreso, sin gobernadores ni intendentes de su partido y con una situación social delicada y que ante una chispa podía explotar".

"Hasta ese momento, ajuste era una palabra prohibida en política, que habían demonizado tanto Cristina Kirchner como Macri, pero Milei no tuvo empacho en usarla y la vio como una fortaleza. Y lo interesante es que la sociedad lo toleró, y por ahora lo hizo sin chistar", agrega.

Y así, "un año después vemos una economía mucho más estable, con déficit cero, con la inflación mucho más controlada (aunque no seamos Suiza), con signos claros de que empezó una reactivación que, aunque lenta, parece que se va expandiendo a cada vez más sectores, con una brecha cambiaria que se ha vuelto inexistente y con el riesgo país en el rango de los 750 puntos básicos, lo que acerca la posibilidad de volver a acceder el mercado de capitales".

¡¿Y el superávit fiscal?
Por su parte, la consultora 1816, una de las más leídas de la city, celebra que Argentina alcanzó superávit fiscal genuino aún con intereses de LeFi y Lecap. Segúnseñala el país logró un superávit fiscal “genuino”, aunque con matices importantes en su composición.

Y es que entre enero y octubre de este año, el superávit primario acumulado alcanzó los $10,3 billones, mientras que los pagos de intereses sumaron $7,4 billones, resultando en un superávit financiero neto de ARS$3 billones. Sin embargo, la capitalización de intereses de instrumentos como Lecap, Boncap y LeFi, estimada en $10,4 billones, suscita algunas dudas sobre la autenticidad de estas cifras.

El informe destaca que la mayor parte de esta capitalización, aproximadamente $9,6 billones, corresponde a tasas de interés que compensan la inflación, dejando solo $0,8 billones atribuibles a una tasa real positiva. Bajo esta perspectiva, el superávit financiero ajustado sería de aproximadamente $2,2 billones, un resultado positivo aunque menor al comunicado oficialmente.

Este logro, frecuentemente exhibido por el gobierno de Milei como un indicador de orden fiscal, es cuestionado por algunas consultoras que señalan que parte de los intereses capitalizables aún no se han liquidado. En su análisis, 1816 adopta una posición intermedia: reconoce la existencia de un superávit genuino, pero recalca que su magnitud real es más limitada al incluir todas las variables relevantes. Este balance pone en evidencia la complejidad de interpretar los resultados fiscales en un contexto de alta inflación y política monetaria ajustada.

Las advertencias al Gobierno y los rasgos "débiles" del programa
En su análisis, 1816 subraya que los resultados fiscales positivos de 2024 no deben llevar a la complacencia, sino que es crucial centrarse en los desafíos económicos del futuro. El estudio advierte que, a pesar de los logros fiscales alcanzados, el país enfrenta un panorama complejo para el próximo año.

Entre las principales preocupaciones, la consultora señala que en 2025 no se contará con varios ingresos extraordinarios que contribuyeron a la recaudación en 2024, como el blanqueo (0,1% del PBI), el Régimen Especial de Bienes Personales (0,2% del PBI), la moratoria (0,2% del PBI) ni el impuesto PAIS (1,1% del PBI). Estos elementos, que representaron una porción significativa del Producto Bruto Interno en el último año, no estarán disponibles en el futuro cercano, lo que coloca a la economía argentina ante un panorama de menores recursos para enfrentar los desafíos fiscales y económicos que se avecinan.

Por su parte, Econviews indica que "un punto débil del programa ha sido la lentitud en levantar el cepo cambiario. Inicialmente, se dijo que se iba a hacer en junio, pero el arco se fue corriendo y ahora se piensa que se va a levantar recién después de las elecciones de octubre del año que viene. Lo que parece predominar es el temor que si se levanta pueda haber una huida de los pesos que están atrapados, llevar a un salto del dólar y que genere un rebrote en la inflación", analiza.

¿Y las reservas?
"Marca que un segundo punto débil es la recomposición de reservas internacionales, ya que hasta ahora sólo se ha logrado que sean menos negativas (de -11,000 millones de dólares a fin del año pasado a unos -5,000 millones recientemente). Si bien estos números representan una mejora, está lejos de haber vuelto a valores positivos", advierte.

Y añade que "esa situación de bajas reservas también ha llevado a que el gobierno no haya desarmado el cepo cambiario. Es cierto que en los últimos meses el Banco Central ha vuelto a acumular dólares, aunque una gran parte es por deuda del sector privado y no por un superávit en la cuenta corriente, que es más sustentable".

Al respecto, el último informe de EcoGo advierte que, por su parte, las reservas brutas ya alcanzan los u$s30.000 millones, en tanto la su de depósitos en dólares por el blanqueo ya se traduce en una suba de los encajes. "En comparación con un mes atrás ya suben u$s2.500 millones y el doble contra dos meses atrás".

Asimismo, parte de la suba se explica por los u$s600 millones que entraron miércoles por parte de un crédito del BID, y que están incluidos en los depósitos en dólares del Gobierno mencionado previamente. "En el último día de noviembre la reservas brutas retrocedieron u$s1.400 millones en parte explicados por el movimiento de encajes, pago de BOPREAL (amortización de la Serie 2 e intereses de la Serie 3) y se dio a conocer que el primer día de diciembre hubo venta de divisas por u$s171 millones como solía pasar (con excepción de los últimos dos meses).

Por último, Econviews concluye que de cara al futuro hay motivos para ser optimistas. El déficit cero, la reducción del gasto público, la baja en la inflación, las reformas estructurales, la perspectiva de que se pueda volver al mercado financiero internacional, el incipiente crecimiento, la mejora del salario real y las buenas perspectivas de sectores como petróleo y gas y minería, son algunos de los indicadores que muestran que podemos estar ante un punto de inflexión en el crecimiento de largo plazo.

"Pero siempre hay riesgos, y uno importante es que hay una amarga historia en la Argentina y en la región de planes antiinflacionarios basados en el tipo de cambio, que casi inexorablemente terminaron en turbulencia. El hecho de que la macro está más sólida minimiza las chances de una crisis. Pero en algún momento va a hacer falta una política de salida de la rigidez cambiaria. Esperemos que el gobierno sea consiente de eso y no se enamore del tipo de cambio fijo".

Fuente: Ámbito

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