Este martes se dará a conocer la variación del índice de precios de febrero, que se estima en torno del 6%, similar al ritmo de enero, con una tasa interanual que superará 100%. No obstante, mientras los analistas privados reajustan sus expectativas al alza para 2023, en el Gobierno aún sostienen su meta presupuestaria de 60% para todo el año.
En los despachos del equipo económico reconocen que febrero, en su plan original de caída escalonada de la inflación, el segundo mes del año está “perdido”, ya que la economía no registrará una desaceleración en la magnitud planificaba, a razón de un punto porcentual en la tasa mensual cada 75 días.
El IPC de febrero será muy similar al de enero -para algunas consultoras incluso superior- pero la lectura oficial es que el aumento de la carne durante el segundo mes del año tuvo un peso que desactivó cualquier posibilidad de, al menos, que el índice tenga algún indicio de desaceleración.
Los funcionarios de Economía insisten en que la fuerte inercia de precios tiene que ser abordada, entre otras medidas, con los acuerdos y controles, ya que aseguran, por su parte, que los “fundamentos” macroeconómicos “son consistentes” con un ritmo de inflación mensual de 4%, una idea con la que repiquetea de manera permanente el viceministro Gabriel Rubinstein.
“Los precios regulados corrieron por debajo del promedio mensual. En el mes se registraron subas en combustibles, y telefonía e internet, y prepagas entre otros, que determinaron un incremento de la categoría de 5,2% mensual. Los precios estacionales experimentaron una suba del 6,6%, llevando así la inflación acumulada a 13,5%”, destaca un análisis de la consultora que dirige Marina Dal Poggetto.
Respecto a la hipótesis oficial de un efecto relevante de los aumentos en la carne en el IPC de febrero, EcoGo analizó que “los cortes tanto traseros como delanteros fueron los que experimentaron mayores subas en el mes con incrementos del 22,0% y 18,9% respectivamente. Esto implica una suba en el precio de la carne vacuna del 19,4 por ciento”.
La perspectiva de alcanzar una variación del IPC mensual que empiece con 3% aparece, en este contexto, como un objetivo más probable para la última parte del año. Marzo, además, históricamente, suele ser un mes con aceleración inflacionaria como el inicio de clases o el cambio de temporada en la indumentaria. Hay, además, aumentos previstos de gas que impactarán en el índice del tercer mes del año.
Precios regulados
Un informe de Ecolatina consideró, por su parte: “En ese sentido se entiende la decisión del Gobierno de incluir a estos sectores bajo el paraguas del programa Precios Justos: una mayor aceleración de precios en marzo le imprimiría mayor tensión al esquema económico del Gobierno”.
“En marzo impactarán puntualmente los aumentos en las tarifas de agua y gas, trenes y colectivos (6%), colegios privados (16,4%), combustibles (3,8%), prepagas (7,7% para quienes perciban ingresos netos iguales o superiores a $392.562 y 5% para quienes tengan salarios inferiores a ese monto) y servicio doméstico (4%)”, enumeraron en un reporte reciente.
Ecolatina consideró que “hacia adelante, distintos factores seguirán presionando sobre una inercia inflacionaria difícil de desarmar en el corto plazo. Entre ellos, el impacto de la sequía sobre el precio de algunos alimentos frescos; margen para un mayor traslado al consumidor del ajuste en los precios de la hacienda vacuna; la dinámica de los ajustes salariales en un año de elecciones”.
Y también continuó la consultora de marras, como elementos centrales “los incrementos pendientes en las tarifas de servicios públicos; un deslizamiento cambiario más alineado con la inflación; las restricciones sobre las importaciones y tensiones sobre la brecha y las expectativas de devaluación en medio de la transición electoral. el posible impacto de la sequía sobre los precios de alimentos, la inercia de la dinámica salarial y las restricciones sobre las importaciones”.