Héctor Segovia, el obrero de 55 años que resultó gravemente herido en el derrumbe del techo de la cocina del hospital José María Cullen, falleció este martes en Santa Fe. El trabajador había sufrido fracturas en la clavícula y el cuello, un traumatismo de tórax y un paro cardiorrespiratorio tras el accidente ocurrido el pasado 24 de febrero.
Desde entonces, permanecía internado en terapia intensiva con asistencia mecánica respiratoria. Si bien en los últimos días presentaba una leve mejoría en sus parámetros hemodinámicos y de laboratorio, su estado seguía siendo crítico a la espera de una respuesta neurológica. Finalmente, su cuadro se agravó y no logró sobrevivir.
Una mañana trágica
El derrumbe se produjo alrededor de las 7:35 de la mañana en la zona donde anteriormente funcionaba el Servicio de Alimentación del nosocomio y donde desde hace meses se construye una sala de internación para el área de Neurotoxicología.
Fueron los agentes de vigilancia del hospital quienes dieron aviso sobre el colapso, lo que motivó la intervención de efectivos del Comando Radioeléctrico, bomberos zapadores y personal de la Policía de Acción Táctica (PAT).
Además de Segovia, otros tres obreros que trabajaban en el lugar sufrieron lesiones, al igual que un bombero que participó en las tareas de rescate.
Dolor y reclamo
La trágica muerte del trabajador reaviva las dudas sobre las condiciones de seguridad en la obra en construcción dentro del hospital y abre interrogantes sobre las responsabilidades en el siniestro.
En este sentido Joel Segovia, hijo del obrero fallecido, y quien también resultó herido en el derrumbe, en las últimas horas formuló duras críticas en cuanto a la investigación del incidente.
Según sus palabras hay una clara intención de ocultar los motivos que causaron el derrumbe y apuntó directamente hacia la empresa constructora que estaba a cargo de las obras de remodelación.