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domingo, 24 noviembre 2024

Unión cambió "la galera y el bastón" por el "overol"

Columna de Ricardo Porta sobre Unión y su victoria como local previo al clásico santafesino.

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LA GARRA CHARRUA: “Se asoció esa expresión a la rebeldía, a luchar, aunque potencialmente el rival se considere superior, a no dar nunca nada por descontado” (Washington Tabares).

Con un DT oriental y jugadores clave en su equipo, el Tate no puede sorprendernos con su estilo de juego.

Es absolutamente justificable y entendible que muestre dos caras: La perfecta frente al campeón River y la otra, absolutamente olvidable, en Junín. Esto ocurre por la juventud que tiene el grupo.

Sabemos que las lesiones musculares lastimaron a gran cantidad de equipos de la LPA. Esto pasa por no estar acostumbrados a la gran cantidad de partidos en tan poco tiempo.

El gran mérito del grupo está en la forma que se reinventa. La preparación física es uno de los valores clave en el cual se asienta el estilo impuesto por el inteligente DT Munúa.

No dar por perdida ninguna pelota, tratar de presionar en toda la cancha, defenderse “con uñas y dientes”, tener el arco adversario “entre ceja y ceja” son algunas de las frases, estoy convencido, que el oriental les pide a sus dirigidos. Lógicamente con la suma de otras que tienen que ver con la táctica y estrategia de cada partido.

El choque ante Banfield era ideal para saber dónde estaba parado. A mí no me sorprendió. Desde el minuto inicial, como ocurrió en el último clásico, salió el rojiblanco y comenzó a ganar todas las divididas y prevalecer entonces en las “segundas pelotas”. Logró la tranquilidad de que muy pronto y a través de un oriental: Polenta, se puso en ganancia. Con esa ventaja siguió construyendo una justificada victoria. Un error defensivo hizo que innecesariamente sufriera sobre el final del partido.

Inmejorable actuación de cara al partido más difícil y trascendente de todos: El clásico.

Carlos Castaneda, antropólogo y escritor peruano, nos dice en su saga Las Enseñanzas de Don Juan, el anciano indio Yaqui, que colaboró con su tesis y le enseñó, entre tantas otras cosas, a detener el tiempo…y lo logró. Está demostrado que es una gimnasia filosófica.

Los miles y miles de fanáticos albirrojos tendrían que detener el tiempo y disfrutar de estos momentos inolvidables que les está entregando éste grupo de hombres.

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