La expectativa del encuentro, donde Manuel García-Mansilla debuta como ministro, se centra en el ingreso de Ariel Lijo como miembro del cuerpo.
La Corte Suprema de Justicia estrena hoy su nueva composición tras la llegada de Manuel García Mansilla, que llevó a cuatro el número de integrantes del máximo tribunal.
En la reunión de acuerdos de este jueves se tocarán diversos temas, pero uno acaparará la mirada de todos: el pedido de licencia del juez Ariel Lijo, que busca llegar a la Corte Suprema después de haber sido designado por decreto en comisión por la Casa Rosada.
Hay extremo hermetismo entre los jueces de la Corte respecto de cuál será su postura sobre el pedido de Lijo. Según se supo, Ricardo Lorenzetti estaría de acuerdo con aceptar la solicitud de licencia del magistrado aunque Carlos Rosenkrantz y el presidente del máximo tribunal Horacio Rosatti entienden que el caso se debe analizar en profundidad y tienen algunas dudas sobre si corresponde otorgar o no el beneficio.
Quien también debería votar es el propio Mansilla, flamante integrante del máximo tribunal. Sin embargo, podría decidir no hacerlo. ¿Tomará una decisión final en contra de un magistrado designado bajo el mismo sistema por el que él llegó a la Corte? Este académico deberá conseguir en los próximos meses la aprobación de su pliego en el Senado. De lo contrario, dejará el cargo en noviembre.
El reglamento de la Corte marca que las cuestiones de superintendencia se resuelven por mayoría simple, es decir, tres votos a favor. Pero en las últimas horas comenzaron a surgir interrogantes sobre cómo resolver la cuestión. Hay juristas que entienden que si el resultado final es dos votos a favor del pedido de licencia y dos en contra, se debe nombrar a un conjuez para que desempate. Una situación casi inédita.
Otros aseguran que en ese caso el voto de Rosatti, presidente de la Corte, vale doble. Los constitucionalistas niegan que esto sea así y que no hay antecedentes de un caso de esas características.
Es por eso que se especula con que este jueves no haya una definición sobre el tema y que la Corte siga analizando la cuestión. En caso de que Mansilla decida no votar, la mayoría simple se reduciría a tan solo dos votos contra uno.
Mientras tanto, se aceleran los rumores que indican que el Senado podría convocar a una sesión para que se voten los pliegos de ambos jueces. Lijo estaba convencido de que antes de que estallara el caso Libra tenía los votos para llegar a la Corte a través del Congreso de la Nación. El escándalo cripto hizo que se levantara la sesión porque los aliados entendieron que no era el mejor momento para hacerle un guiño a la Casa Rosada.
El pliego de Lijo tuvo dictamen en la comisión de Acuerdos, por lo que puede ser tratado cuando se desee. Si la Corte no define su situación, en el Gobierno podrían ganar algo de tiempo para intentar convencer a gobernadores y sus senadores.
El propio Lijo le dice a su entorno que él no descarta insistir con obtener el aval del Congreso. La semana pasada la Cámara Federal porteña confirmó la licencia y remitió el caso a la Corte. Ahora el máximo tribunal analizará si le corresponde decidir sobre la cuestión.
Se trata de una decisión que genera tensiones porque si la Corte rechaza el pedido de licencia abriría una puerta de conflicto con el Gobierno. Si eso ocurre, Lijo tendrá que decidir si renuncia al juzgado federal 4, que conduce desde hace 20 años.
Incluso hay quienes dicen en los pasillos de Comodoro Py que Lijo podría no jurar incluso con el visto bueno de la licencia por parte de la Corte. Al haber sido nombrado por decreto, ingresa en comisión, con mandato hasta finales de 2025.