La fuga de María de los Ángeles Duarte, ex ministra de Transporte de Ecuador durante la gestión de Rafael Correa, desde la Embajada argentina en el país sudamericano y su posterior arribo al edificio diplomático de Argentina en Venezuela, desató un conflicto de seriedad para la región entre los tres países.
El pedido de explicaciones por parte del gobierno de Guillermo Lasso devino en la declaración de persona no grata y expulsión del país a Gabriel Fuks, embajador argentino. En represalia, desde Buenos Aires se realizó la misma solicitud con el ecuatoriano Xavier Alfonso Monge Yoder.
Desde Ecuador argumentan que existió una conspiración entre los representantes diplomáticos argentinos radicados en su suelo y el venezolano, Óscar Laborde, para posibilitar el escape de Duarte a Caracas.
El impasse diplomático y la tensión en la región pueden representar ciertos riesgos en el desarrollo futuro de las relaciones bilaterales. Al respecto, El Litoral dialogó con Mileva Chialvo, licenciada en relaciones internacionales del Observatorio de Política Internacional de la Universidad Católica de Santa Fe (UCSF).
Chialvo destacó el hecho de que Duarte y Correa fueron condenados a prisión por delitos de cohecho en el marco de la causa “sobornos” que acusaba al partido de recibir pagos a cambio de contratos en la obra pública ecuatoriana.
Duarte se encontraba alojada en la embajada argentina en Quito, ya que su hijo, menor de edad, es de nacionalidad argentina. El asilo diplomático le fue otorgado el pasado diciembre, pero desde 2020 se hallaba refugiada allí en calidad de “huésped por razones humanitarias” y si bien ambos países acordaron sentarse a negociar la situación legislativa de la exministra, el canciller Santiago Cafiero afirmó que no hubo avances de gran importancia.
Respecto a lo que significó para el gobierno de Ecuador está acción, la licenciada en relaciones internacionales remarcó que para la gestión de Lasso “se rompió algo tan básico como el principio de buena fe entre Estados, un principio muy común en derecho y por ende también en derecho internacional público, que en este caso hace referencia a que cada acción que lleve adelante un sujeto (el Estado) será obrando conforme a la honestidad, la razonabilidad y la lealtad. Es por ello que tomaron la drástica medida de declarar persona non grata al embajador Gabriel Fuks y expulsarlo inmediatamente de la capital”.
¿Argentina rompió alguna norma internacional?
Debido a que la ex ministra Duarte se encuentra bajo la figura de asilo diplomático por motivos de persecución política, misma razón por la cual fue concedido en Bélgica el asilo a Rafael Correa, Chialvo indica que técnicamente no se han roto normas internacionales.
Según la Convención de Asilo Diplomático de 1954, “todo Estado tiene derecho de conceder asilo; pero no está obligado a otorgarlo ni a declarar por qué lo niega.” (Convención sobre asilo diplomático, décima conferencia interamericana realizada en Caracas) y “Corresponde al Estado asilante la calificación de la naturaleza del delito de los motivos de la persecución.” por ende, si Argentina consideró que la condena de Duarte fue por motivos políticos, tiene derecho a brindarle asilo.
Según lo declarado por Cancillería argentina, fueron varios los momentos en los cuales se solicitó la necesidad de brindarle a Duarte un corredor seguro para que saliese del país custodiada por las autoridades ecuatorianas; pero no hubo respuesta favorable por parte del gobierno de ecuador, ni intenciones de que se haga cumplir este principio.
“La situación del escape tampoco violenta ninguna norma internacional, ya que no existe obligación del estado aislante de ‘custodiar’ al asilado, éste es libre de marcharse cuando así lo desee. La embajada estaba custodiada por autoridades ecuatorianas, que no advirtieron la situación. El gobierno de Ecuador puede acusar a la embajada Argentina de no haber informado la situación antes, violando el principio de buena fe (aunque las autoridades afirman haberlo hecho y ponerse a disposición apenas se conoció la situación)”, aclaró Chialvo.
Ante la consulta sobre los posibles riesgos que correrían ambas embajadas ante la expulsión de sus diplomáticos y una posible escalada, la licenciada explicó que no siempre la salida de los embajadores representa un cierre a futuro del edificio.
Sin embargo, aclaró: “Sí tiene consecuencias que pueden ser perjudiciales para el vínculo de ambos países. En el marco del derecho internacional y más palpable en las relaciones bilaterales existe un principio llamado ‘principio de reciprocidad’ fácilmente interpretable como dar al otro el trato que el otro nos da”.
Luego explayó: “Efectivamente lo que sucedió fue la expulsión del embajador ecuatoriano en Argentina, y una tensión entre las cancillerías de ambos países; pero no el cese de actividades de ninguna de las embajadadas ni consulados, ni la ruptura de las relaciones diplomáticas. El canciller de Ecuador manifestó la necesidad de reconstruir las relaciones a través de un canal de diálogo de alto nivel, y que, luego de que Argentina presente un nuevo candidato, analizarán la situación”.
Una teoría sobre la fuga
El canciller ecuatoriano, Juan Carlos Holguín, habría manifestado de manera reservada, ante la Comisión de Fiscalización, que tuvo una charla telefónica con el presidente argentino, Alberto Fernández, quien le habría admitido que estaba evaluando revocar el asilo que había otorgado a la exministra. Esto debido a que el argumento humanitario para otorgarlo, relacionado con la situación de su hijo menor de edad, no era verídico.
El embajador argentino en Ecuador, Fuks, había asegurado inicialmente que el niño no podía visitar a su padre, no obstante, luego se contradijo y admitió que estaba recibiendo visitas constantes.
Las autoridades ecuatorianas sospechan que hubo una planificación previa para el escape de Duarte. Por ejemplo, el 3 de marzo de 2023, personal diplomático argentino pidió a la Policía que aleje el patrullero que se hallaba alrededor de la sede diplomática; asimismo, solicitaron que se detenga el registro de los vehículos diplomáticos y privados que ingresaban o salían de la residencia, amenazando con poner en riesgo la relación bilateral si se mantenía la vigilancia cercana.
Tres días más tarde, la ex funcionaria correísta golpeó la puerta de la Embajada argentina en Caracas, donde fue recibida por Oscar Laborde. Esta comunicó directamente con el embajador y le informó que no tenía intenciones de llegar hasta Buenos Aires. Desde entonces, la Embajada argentina en Quito se niega a entregar los registros de las cámaras de video de la residencia.
Las designaciones de Fuks y Laborde
Durante el periodo comprendido entre abril y julio de 2022, la vicepresidenta de la Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, gestionó las designaciones de Gabriel Fuks como embajador en Ecuador y de Oscar Laborde en Venezuela para el mismo cargo. Por medio de su influencia en la Comisión de Acuerdos del Senado, la mandataria logró el objetivo.
Fuks había sido presidente de la Comisión de Cascos Blancos del Ministerio de Relaciones Exteriores entre 2003 y 2013 durante el gobierno kirchnerista. Posteriormente, entre 2019 y 2021, fue secretario de Seguridad de Alberto Fernández. Laborde, por otro lado, es una figura política muy cercana al chavismo, parte del Grupo de Puebla y tiene la confianza de ambos mandatarios argentinos.
Además de los dos nombramientos, Pedro Sassone sigue siendo el representante diplomático del chavismo en Quito desde 2017, y su permanencia se mantiene vigente, especialmente entre los gobiernos de la tendencia, como el de Argentina.
Fuente: El Litoral