El gobierno de La Libertad Avanza enfrenta varios temas en el transcurso de un año electoral que empieza a mostrar los dientes mientras el fuerte ajuste que lleva adelante Javier Milei ha conseguido bajar la inflación en sus primeros doce meses de gestión, aunque a la vez intenta que esos semáforos verdes que afirman estar viendo en Casa Rosada, empiecen a derramar en los sectores medios y bajos.
Las desregulaciones del ministro de Modernización, Federico Sturzenegger, son vistas paradojalmente en el grueso de la población. Un nuevo acuerdo con el FMI y la llegada de partidas frescas le permitirían a Luis Caputo levantar el cepo que ya dijo el propio presidente, se eliminará este año.
Según afirman en Balcarce 50, esa sería la novedad que hará que los inversores concreten lo que por ahora son acuerdos a mediano y largo plazo, es decir, poner capital, producir y generar empleo genuino. "Sin dudas que el círculo virtuoso de un proceso que acreciente la actividad económica depende de ese y muchos otros factores, no queda exenta la cuestión política y la batalla cultural que estamos dando", le dijo a El Litoral uno de los hombres que acompaña al equipo de asesores del Primer Mandatario.
En ese punto, el funcionario fue consultado por este diario con respecto a la movilización antifascista convocada a nivel nacional, en un principio por el colectivo LGTBIQ+, pero que fue sumando a diversos sectores. "Es una marcha política", opinó, y de inmediato aseveró que "tergiversaron el discurso de Milei, es ridículo pensar que el Presidente odia a los homosexuales o a sectores de género". Esto fue manifestado tras el discurso presidencial en el Foro Económico de Davos que se realizó en Suiza.
"Violadores y abusadores"
La fuente aseguró que "el sector político que tiene violadores y abusadores es el peronismo". Concepto que se agitó todos estos días en los pasillos y galerías de la sede gubernamental apuntando a diversos nombres de ese espacio como el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, acusado de abusar de una empleada suya; del exsenador y gobernador tucumano, José Alperovich, condenado por violar a una de sus sobrinas, y al expresidente Alberto Fernández que atraviesa una causa judicial por golpear a su ex pareja Fabiola Yáñez, entre otros dirigentes pejotistas.
Desde ese espacio, su titular, Cristina Kirchner, salió a cuestionar al jefe de Estado publicando en su cuenta de X que "ya tenemos demasiadas divisiones para agregarle diferencias por el género o por las elecciones sexuales de cada uno". La fundadora de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, también fue de la partida apuntando a Milei por incumplir mandatos de la Constitución nacional y contradecir los principios del Estado de Derecho.
Tormenta y después
Más allá de la convocatoria, que a la vez tiene cierta resonancia internacional, en Casa de Gobierno se percibe claramente que la estrategia oficialista consiste en esperar que pase la tormenta, como sucedió con la multitudinaria marcha en defensa de la educación pública, para volver a poner el foco de la agenda pública en los temas que le interesan.
En particular el gobierno espera que no haya PASO -sea por eliminación o suspensión-, algo que se empieza a debatir en la Cámara baja en la primera semana de febrero en el marco de las Extraordinarias, junto al resto del temario conformado por proyectos tales como Ficha Limpia, Reiterancia, Juicio en Ausencia, etc.
No se sabe aún qué ocurrirá con los pliegos del juez federal Ariel Lijo y el académico Manuel García-Mansilla. Esas negociaciones con el kirchnerismo continúan pero aún no dan resultado y la amenaza de que sean nombrados por decreto presidencial, sigue latente.
La otra cuestión que continúa haciendo ruido fuera y dentro de La Libertad Avanza es la imparable expulsión de integrantes de la primigenia fuerza violeta. Las últimas salidas fueron la de quien estaba a cargo de la Secretaría de Prensa de la Nación (que se eliminará), Eduardo Serenellini, enfrentado a Karina Milei, Manuel Adorni y demás colaboradores de ese tándem.
El otro echado, en este caso del partido, fue el legislador porteño Ramiro Marra, del que uno de los más altos colaboradores del mandamás del Poder Ejecutivo señaló sin eufemismos: "El Presidente le soltó la mano", a la vez que aseguró que hace un año y medio que Marra no tiene contacto con la Secretaria General de la Presidencia. La misma fuente recordó que el diputado de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) votó el proyecto de aumento de impuestos que propuso Jorge Macri, "cuando LLA pregona absolutamente lo contrario".