Hasta el 10 de diciembre, el año de Unión no tenía nada para destacar. En todo caso era uno más pero con el agravante de que Colón se había consagrado campeón. Lo que significaba mayor presión y exigencias para el equipo y también para la dirigencia. El contexto no era sencillo y las críticas arreciaban.
Pero llegó el sábado 11 de diciembre que terminó siendo mágico. Unión goleó a Colón 3-0 y automáticamente se clasificó a la Copa Sudamericana. Fueron 90′ soñados, en donde al Tate se le dio todo lo que imaginaba. Una tarde perfecta que será recordada por mucho tiempo.
Así las cosas y como por arte de magia todo cambió en el mundo Unión. Lo que era frustración se convirtió en ilusión y lo que era tristeza mutó en una felicidad incomparable. Y encima, una semana después, su rival de toda la vida fue goleado y no logró el Trofeo de Campeones.
En consecuencia, el hincha de Unión adelantó la Navidad una semana. Papa Noel llegó con los mejores regalos para disfrutar de un fin de año inolvidable. Un partido (el clásico) modificó el estado de ánimo y otro (la final entre Colón y River) lo reforzó.
Y como siempre sucede en el fútbol, a partir de un buen resultado el análisis cambia radicalmente. Entonces lo que antes era un equipo al que le faltaba jerarquía, ahora es uno con un potencial enorme producto de sus juveniles. Y la dirigencia que era muy cuestionada, de repente ganó un gran concenso.
Atrás quedaron las actuaciones del equipo bajo la conducción de Juan Manuel Azconzábal y los refuerzos que llegaron y no rindieron. Como también el partido anterior al Clásico en donde Unión no estuvo a la altura de las circunstancias y perdió frente a Central Córdoba.
Muchos creyeron que esa derrota podía ser el presagio de un fin de año lleno de cuestionamientos. Y no era para menos, el equipo había jugado un partido paupérrimo y se venía el Clásico. Pero esa tarde mágica del 11 de diciembre despejó todos los interrogantes y el hincha de Unión infló el pecho.
Se sintió orgulloso del equipo, alentó durante todo el partido y se dio el gran gusto del año. Con el bonus de clasificar por tercera vez en cuatro años a la Copa Sudamericana. Así las cosas, luego de meses turbulentos en donde los objetivos no lograban alcanzarse, en un partido cumplió con todo. Y una semana después tuvo premio especial.
El fútbol suele tener estas cosas, en donde el cielo y el infierno se rozan permanentemente. Y Unión que estaba en camino al infierno, logró desviarse y llegó al cielo. Se terminó purificando y sanando heridas. Dejó atrás meses complejos en donde los hinchas sufrieron y por eso la explosión de felicidad fue estruendosa.
El hincha festejó como pocas veces lo había hecho en los últimos años y mucho tenía que ver con todo lo que había padecido, por cuestiones propias y ajenas. Por ello, el 2021 que pintaba ser un año para olvidar, terminará siendo uno para recordar. Y todo eso, por 90′ que le devolvieron la sonrisa al mundo rojiblanco.
