Arsenal y Damonte enfrentaban múltiples desafíos ante Defensa. Y no sólo porque los de Sarandí están en el último puesto de la tabla, sino también porque venían de dos duras goleadas en las primeras presentaciones del flamante DT, y era imperiosa la necesidad de cambiar la imagen.
A lo mejor fue por eso que el planteo del local se basó en el orden defensivo para neutralizar los siempre bien organizados ataques del Halcón. Lógico, en la fecha anterior el conjunto del Viaducto se comió cuatro goles en 30 minutos ante Central, y por eso el entrenador metió siete cambios, siguiendo con la búsqueda de un equipo y un funcionamiento, mientras la escasez de puntos -y de goles- empiezan a preocupar al ex platinado.
Y vaya si logró cumplir su objetivo Damonte. Arsenal, que es el equipo más goleado del certamen y a la vez el que menos veces convirtió junto con San Lorenzo, supo cerrar los espacios y achicar el margen de error ante los de Beccacece, que incluso en sus peores tardes sabe mantener su idea y su búsqueda.
Pero esta vez, los de Varela no lograron penetrar el cerrojo planteado por el Arse, que jugó un primer tiempo en el que esperó el error del rival para intentar lastimarlo pero que ya en el complemento cedió más terreno y defendió muy cerca de su área.
Tal es así, que Defensa tuvo un tiro en el palo y otro en el travesaño que podrían haber modificado la historia y el resultado, pero no la idea de un equipo que necesitaba con urgencia sostener el cero en su arco, pocos días después de la salida del banco del Huevo Rondina. Y lo logró.
Seguramente, la cuenta pendiente para Arsenal será la falta de gol y de generación de juego en ataque. Pero irse con la cuenta en cero fue más que un buen negocio para que el nuevo entrenador pueda ganar algo de tiempo y de paz, mientras sigue buscando que la victoria se le dé, pero adentro de la cancha.
