Uruguay y Paraguay empataron 0 a 0, en Montevideo, en un partido con mucha intensidad en la lucha y escasa capacidad ofensiva.
Abundó la marca y la fricción y se achicaron los espacios. Quedó ratificado que son las dos selecciones más metedoras de Sudamérica.
El VAR fue protagonista en el primer tiempo. A los 24 minutos, tras una consulta el árbitro anuló un gol de Jonathan Rodríguez por una muy dudosa posición adelantada.
Cuatro minutos después hubo que chequear nuevamente con los responsables de la herramienta tecnológica por una patada de Mathias Vecino sobre el rostro de Ángel Cardozo Lucena.
El volante uruguayo levantó mucho la pierna para pegarla a la pelota y luego siguió de largo. Y quedó ratificada la tarjeta amarilla sacada en primera instancia por Wilmar Roldán.
La llegada más clara y elaborada, la única, de la etapa inicial fue un pase largo y en profundidad para una pared entre Miguel Almirón y Ángel Romero que culminó con el derechazo del jugador de San Lorenzo que motivó una destacada salvada de Fernando Muslera.
Un derechazo de Luis Suárez salió cerca del travesaño, a los 17 minutos del segundo tiempo. Se prolongó la lucha y la dureza, hasta que en el minuto 30 se encendió, de golpe, un chispazo con un remate de Suárez, tapado por Silva, y en la réplica un tiro de Almirón, controlado por Muslera. Pero todo quedó en ese dinámico minuto.
El partido se cerró con otra consulta al VAR, por una posible mano del área paraguaya, desechada rápidamente, en el cuarto y último minuto de descuento.
