Es tan viejo como el fútbol que los partidos se definen en las áreas, aunque no en todos los partidos se refleja con tanta contundencia esta realidad. En el triunfo de Tigre contra Instituto en Córdoba quedó clarísimo, porque Retegui transformó en un golazo uno de los escasos ataques del visitante y el arquero Marinelli atajó todas las que le patearon. Así, el equipo de Sara volvió a conseguir una victoria después de tres fechas y trepó hasta el puesto 18 en la tabla.
El equipo cordobés jugó un primer tiempo muy livianito, cómodo con el control de la pelota y de terreno que le brindó el Matador para intentar lastimar de contra con la potencia y la categoría de Retegui. Y mientras el local se entretenía con un juego corto y fluido pero sin profundidad ni desequilibrio individual, una lúcida y precisa combinación entre Molinas, Garay y el centrodelantero de la selección italianaterminó con un golazo de Mateo, que volvió a festejar después de una sequía de siete fechas (su último grito había sido el 13 de mayo contra Independiente).
La desesperación de Instituto por ganar como local para aumentar el promedio metió a Tigre contra su arco recién en el segundo tiempo, pero se topó con un Marinelli que sacó cuatro pelotas con destino de gol con mucha seguridad y solamente fue vencido en uno de los últimos múltiples al área en los minutos finales, pero gracias a una cortina -con choque incluido- de Alarcón para que la valla quedara desprotegida e Instituto llegara a un empate que fue anulado correctamente después de la intervención de Jorge Baliño en el VAR y el chequeo de Echenique en el monitor del estadio de Alta Córdoba.
Esta derrota complica aún más la situación de la Gloria, que corre peligro de perder la categoría porque está anteúltimo en la tabla de los promedios (apenas por encima de Arsenal) y el entrenador Dabove, que reemplazó a Bovaglio, sumó sólo cuatro puntos (el triunfo en el clásico ante Belgrano lo mantiene a flote) de los 15 que disputó.