Por Ricardo Porta.
Caímos en el debut con un equipo del tercer nivel mundial. No hay ningún justificativo. Arabia Saudita fue muy efectiva: llegó dos veces y marcó dos goles. No nos podemos quejar del VAR, porque fuimos perjudicados con las posiciones fuera de juego, pero favorecidos con el penal.
El triunfalismo y la soberbia no son buenas consejeras. Son nuestros pecados capitales. Por favor volvamos a las fuentes. Arranquemos otra vez desde la humildad. En Italia’90 nos pasó lo mismo frente a Camerún en nuestro debut. Pero después fue apareciendo el carácter del equipo y llegamos a la inolvidable final.
Ahora tendrá que verse la madera de Scaloni y su cuerpo técnico. No habrá que equivocarse en las decisiones. Un error nos puede costar la vuelta a casa. La intensidad, una de las características de éste grupo, se vio en la primera parte. En la segunda se perdió y no pudo llegar al gol. Debemos aclarar que tampoco “se ligó”.
Un traspié que cala muy hondo en todos los protagonistas. Y lógicamente en el pueblo que estaba muy ilusionado. Es hora de los conductores: dirigentes, cuerpo técnico y JUGADORES. No todo está perdido. Fuimos legítimamente derrotados y lo peor que nos puede pasar es que no tengan, los responsables, la correspondiente autocrítica.