Cuando la cabeza corre no hace falta que las piernas vuelen. Es tal la jerarquía de Emiliano Vecchio, que en su primer partido como titular con la camiseta de Racing le cambió la cara a los metros finales del equipo. Lo pasó de ser un equipo intenso, por momentos pasado de revoluciones a la hora de la definición, a uno pensante, transformando cantidad en calidad. Porque si bien Racing le hizo cinco goles a Aldosivi, no generó 28 chances como lo supo hacer ante River de Uruguay por la Copa Sudamericana.
El ex Central se encargó de que sus compañeros quedaran cerquita del gol y que la Academia se encaminara al triunfo. Reducir el trabajo de Vecchio a un gol y una asistencia sería injusto. Sería minimizar matices que hicieron de la figura un jugador completo, quizás esa bujía que necesitaba la Academia para terminar de afianzarse como equipo.
A los 33 años, Vecchio supo manejar los hilos de un Racing en un contexto que amenazaba con convertirse en hostil y terminó siendo de fiesta. Lo hizo el 20. Arrancó poniendo dos pelotas en cortada a Mena y siguió, a los 39 minutos de juego, poniendo el 1-0. Encontró un rechazo al borde del área, le pegó de aire y su remate cruzado venció a Devecchi. Cuatro minutos más tarde, recuperó de un defensa, Chancalay le dio una gran asistencia larga a Copetti y el Tanque hizo un golazo. La bajó a lo Messi y definió por sobre la salida del arquero. La Academia no jugó un gran primer tiempo, pero cada vez que la pelota llegó a los pies de Emiliano tuvo otro sentido.
El 2-0 al descanso le vino bárbaro al equipo de Gago. Pareciera que con mayor recambio la Academia está en condiciones de volver a ser sensación y pelear en serio esta Liga Profesional. Más allá del debut de arranque de Vecchio, también se presentó Carbonero. Se notó que el colombiano aún no se conoce con sus compañeros. Con apenas tres prácticas encima, mostró parte de su repertorio. En especial la velocidad, pero muchas veces quedó a contramano de las jugadas.
El show, entonces, siguió siendo de Vecchio. No necesitó de 90 minutos para redondear un partido perfecto. Antes de los 10’ del ST, ya había seguido mostrando su inteligencia. Primero le dio un pase de gol a Copetti que no llegó a terminarse. Después dejó solito en el área chica a Sigali para el 3-0. Como si fuese un libreto preparado, justo el autor del gol, el mejor amigo de Nery, lo fue a abrazar en su despedida. De ahí en más fue todo fiesta: entró Domínguez, Maxi Romero debutó participando de los últimos dos goles y Racing se prendió en el torneo cerrando un domingo con una goleada 5-0. Fútbol Vecchio en el Cilindro.