Llegó de España, superó la revisión médica, pero todavía no puso la firma en Independiente por problemas institucionales. Lo cierto es que los hinchas del Rojo tendrán que esperar un poco más para ver Iván Marcone con la camiseta del club de sus amores, más allá de los esfuerzos de Christian Bragarnik, Daniel Montenegro, el asesor deportivo, y el propio jugador.
Los motivos son dos: el tesorero Atilio Bouza renunció a mediados de mayo por estar en "desacuerdo con varias situaciones" con la actual gestión de Hugo Moyano, que ya perdió a su tercer dirigente en esa función desde que inició su ciclo, y hoy no hay nadie en el cargo para firmar el convenio con Elche. Esto significa que los dirigentes tendrán que designar a otro miembro y sí o sí tiene que ser de la actual Comisión Directiva.
Al margen de eso, el club de Avellaneda tiene que adelantarle un pago a Bragarnik -más allá de que empiece a pagarle en cuotas a partir del año que viene- y no puede porque esto también está supeditado al grupo inversor, que recién abonaría el próximo martes.
Puertas adentro aseguran que la operación con Marcone no corre peligro, pero sí se va a dilatar más de la cuenta.