Pierde el que deja de intentarlo, gana el que lucha hasta alcanzarlo. Así fue como Ricardo Enrique Bochini tuvo su premio después de tantos años de sufrimiento: el estadio Libertadores de América también llevará el nombre del máximo ídolo de la institución. Primero se le plantó a Julio Comparada, después a Javier Cantero y por último a Hugo Moyano.
Bochini es palabra autorizada en Avellaneda y no le bastaba que su apellido estuviera en una de las calles linderas de la cancha o en un sector de las plateas. El repentino cambio entrará en vigencia a partir de diciembre, justo antes de unas elecciones presidenciales que todavía no tiene claros candidatos. Lo cierto es que para algunos fue tomado como una jugada maestra de cara al 19.
La familia Moyano se lo había prometido de palabra cuando asumió y hasta el propio Diego Armando Maradona, quien fue su compañero en el Mundial de México 1986, metió presión cuando Gimnasia visitó el Libertadores de América y ganó 1-0 por la Superliga 2020, el 22 de febrero de ese mismo año.