El Torito, el club donde Ángel Di María dio sus primeros pasos con la pelota. Se encontraba a pocas cuadras de la casa donde vivía con su familia y le dio el puntapié para dar el salto a Rosario Central. Ante su habilidad, no dudaron en hacer un acuerdo con el Canalla como "premio" por haber creado a tal figura. A modo de canje, pidieron 26 pelotas por el traspaso de aquel niño de seis años, que nunca llegó. Pero mejor tarde que nunca: cumplieron, treinta años después.
Fue Jorge Cornejo, presidente de El Torito en ese entonces, aceptó 26 pelotas de fútbol como forma de pago de Central, que estaba comandado por Víctor Vesco. A pesar de la simpleza del club barrial y de la facilidad del Canalla por entregarlas, nunca llegaron a puerto. Sí, las pelotas quedaron en la nada por retraso del Auriazul; retraso que duró treinta años.
Y claro, el nivel económico de El Torito es muy bajo, y no ha cambiado mucho desde que tuvo en sus canchas a Di María. Por eso, la entrega nunca sería tarde. Germán Ángel, actual presidente del club de barrio, dio una nota en Cadena 3 Rosario y recordó cómo fue aquel acuerdo de palabra: “El dirigente pensó en la necesidad inmediata, intentaba reforzar los escasos recursos de Torito. Las pelotas nunca llegaron”. A pesar de aquella millonaria transferencia del futbolista en 2015 para vestir la camiseta del PSG por 63 millones de euros, Central nunca pagó la deuda con la pequeña institución rosarina.
Pero llegó, tres décadas después, para igual alegría de ellos. “Fue un gesto muy lindo porque más allá de las pelotas, hay una necesidad terrible en el club”, afirmó Ángel. El Torito trabaja en la formación de 800 chicos en sus canchas, por lo que el aporte es más que significativo.