¡Ay, Argentina! ¡Qué manera de sufrir! ¡Y qué manera de festejar, también! Vaya si valieron la pena los nervios del alargue, de los penales. ¡Semifinales, hermano! Se-mi-fi-na-les. Otra vez, como en Colombia 2016, se le ganó a Rusia un partido decisivo, esta vez no en el tiempo reglamentario como en aquella oportunidad sino a través de las ejecuciones desde el punto penal, con dos de los tres arqueros del seleccionado nacional erigiéndose como figuras: Nico Sarmiento fue el prócer; Lucas Farach, el hombre definitivo.
Tres penales atajaron entre ambos. Sarmiento le contuvo el primero a Abramov y a Chishkala el que nos salvó de la derrota, porque, por si no lo sabe, estuvimos ahí de irnos a casa. Rusia había remontado la serie a partir de los remates fallidos de Stazzone (afuera) y Cuzzolino (atajó Putilov) y si metía el quinto, chau picho. Pero no. Sarmiento no lo permitió. Y entonces Argentina empezó tejer el triunfo nuevamente. Claudino primero y Taborda después marcaron para el seleccionado nacional, que con la tapada de Farach a Romulo conquistó el partido y se quedó con la clasificación a semis.
Fue un partido duro en todo sentido. Desde lo físico, desde lo futbolístico, desde lo mental. Argentina había logrado ponerse en ventaja gracias a un golazo de tiro libre del capitán Cuzzolino, a partir de una infracción que él mismo se generó y que el árbitro compró pese a la insistencia del reclamo de los rusos, que entendían que no había habido falta.
Fueron las faltas, justamente, lo que complicaron a la Argentina. Cinco infracciones en el segundo tiempo pusieron al equipo de Matías Lucuix en una situación difícil, dado que cualquier toquecito podía terminar en una ocasión inmejorable de gol para su rival. Sin embargo no fue a través de ello que Rusia alcanzó el empate sino mediante un anticipo de Antoshkin, quien, a la salida de un lateral, le ganó a todos y puso el 1-1 que se mantuvo hasta el final.
En el alargue ninguno consiguió hacer la diferencia, ni aun teniendo Rusia un tiro libre sin barrera por las faltas acumuladas del seleccionado nacional, y entonces la definición fue a parar al punto penal. Ahí donde Sarmiento y Farach se comieron a los rusos.
Brasil, que venció a Marruecos en otra de las llaves de cuartos de final, es el rival a vencer en semis. El seleccionado con más títulos de la historia vs. el actual campeón mundial a todo o nada, por un lugar en la final. Sigamos soñando.