Lento, impreciso y sin ideas se mostró Vélez durante el primer tiempo. En cambio Barcelona estuvo atento y manejo el juego, futbolística y mentalmente. La primera advertencia la dio con un cabezazo de Williams Rivero que pegó en el travesaño, a los 16 minutos.
Y a los 23 llegó el desnivel en el resultado. Gran maniobra de Cortéz, con pase en cortada para Garcés, quien de espaldas asistió a Adonis Preciado, que definió tirándose ante la falla defensiva de los centrales argentinos y luego de Hoyos.
No reaccionó Vélez con este gol y Barcelona permaneció controlando a voluntad. Un remate de afuera de Preciado salió cerca de un poste, a los 29.
Pudo rehabilitarse Vélez con un gol tempranero en el segundo tiempo: centro de Janson para el salto y cabezazo perfectos de Juan Martín Lucero, a los 2 minutos, rumbo al 1-1.
Con el empate se metió en partido el equipo de Pellegrino. Esbozó una especie de reacción, aunque duró poco.
Una infracción, discutible, del ingresado Nazareno Romero sobre Cortéz originó el penal que el propio Gabriel Cortéz convirtió con un derechazo bajo al palo contrario del elegido por Hoyos, a los 23 minutos.
Más desesperación, más confusión, cambios dificiles de entender y desesperados, y falta de ideas se convirtieron en un coctel fatal para Vélez. El 2-1 le hubiese servido para clasificar (por el gol de visitante), pero Barcelona iba por más y Vélez estaba desbordado.
El local consiguió lo buscado, tras un increíble choque entre De Los Santos y Guidara que le dejaron la pelota servida a Jonathan Perlaza, quien había ingresado segundos antes, para meter el remate desequilibrante, desde la medialuna del área, a los 34 minutos.
Así finalizó el sueño copero de Vélez, que no estuvo, para nada a la altura. Y eso que en Guayaquil no hay altura…