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sábado, 21 diciembre 2024

El Tomba del traductor bailó al Rojo

El Godoy Cruz de Flores dio una exhibición ante Independiente: abrió el partido con un gol en contra de Ortega y luego hubo gritos de Badaloni, Bullaude y Ojeda.

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Fue un baile. Godoy Cruz trituró a Independiente. Y le propinó el mazazo más duro que recibió el equipo de Julio César Falcioni desde que comenzó su ciclo. Pocas veces se vio a un equipo del Emperador siendo tan superado desde todas las perspectivas posibles: lo futbolístico, lo estratégico, lo táctico y también lo físico.

El conjunto dirigido por Diego Flores jugó un partido perfecto. Y le convirtió cuatro goles a un rival que apenas había recibido seis en las primeras 12 fechas. El ex ayudante de campo de Marcelo Bielsa, quien incluso llegó a oficiar de forma circunstancial como su traductor, logró algo muy complicado: le dio un sello, una identidad muy definida al equipo con muy poco tiempo de trabajo. En síntesis, le cambió la cara a Godoy Cruz en menos de un mes de trabajo.

Flores lleva sólo cinco encuentros en el club mendocino y sus dirigidos convirtieron 16 goles, una cifra muy elevada, incluyendo un 4-0 a Gimnasia, un 4-1 a Aldosivi y un 3-3 con Racing, al que eliminó de la Copa Argentina por penales.

El Tomba es un equipo que apuesta al manejo de la pelota, ejerce presión alta para intentar sofocar y recuperar rápido en campo contrario, vuelca mucha gente en ataque y hace ancha la cancha mediante la proyección permanente de sus laterales, Elías López y Damián Pérez.

En Avellaneda jugó bien agrupado, con poca distancia entre líneas, achicando espacios hacia adelante. Y aplastó a Independiente con una intensidad apabullante que le impidió pensar. El ritmo de los mendocinos, sustentado en una gran capacidad aeróbica, fue clave para doblegar al adversario.

El Rojo sufrió mucho por las bandas: fue muy floja la producción de Thomas Ortega, quien se derrumbó anímicamente tras el insólito gol en contra que abrió el partido. Y tampoco dio garantías Fabricio Bustos.

Godoy Cruz forzó el error de los volantes de Independiente a través de una presión asfixiante. Independiente quedó partido, con Silvio Romero aislado. El delantero y capitán fue el símbolo de la impotencia. Porque Independiente fue eso: un equipo impotente, inerme, desalmado, sin reacción ante la superioridad total de un adversario que le dio una lección de fútbol.
El Tomba, un club que siempre ha tenido apuestas que rompen con el molde a la hora de buscar técnicos, sigue sorprendiendo a todos. Es un equipo de autor, en el que las sociedades fluyen de forma natural, con un nivel de rotación de posiciones en ataque que marea a los defensores contrarios. El equipo del traductor dio una exhibición. Y ya habla otro idioma. Independiente quedó mudo. Y el silencio en el que se marcharon sus futbolistas fue una clara señal de que la goleada pegó muy duro.
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