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El durísimo momento de salud que vive Daniel Passarella

A los 69, sufre una enfermedad neurodegenerativa. Prácticamente no sale de su casa y pasa sus días con asistencia. El antecedente de su papá.

Sus amigos están shockeados. Algunos, incluso, intentan negarlo en público. Pero es entendible: es doloroso aceptar que el compañero de ruta más famoso está padeciendo las secuelas de una enfermedad neurodegenerativa similar al ELA que, cada vez con mayor asiduidad, a los 69 años le provoca que no se ubique en tiempo y espacio.

El Kaiser sufre hoy un proceso de deterioro cognitivo similar al que vivió su papá. Sus íntimos aseguran que muy pocas veces sale solo de su casa y que sus únicas actividades en la actualidad son algunos paseos en su Mercedes Benz por las cercanías de la casa de Lomas de San Isidro pero con asistencia, ya que abruptamente puede olvidarse la dirección a la que iba o perder la orientación. O las visitas periódicas a Chacabuco donde desde hace unos años vive su hijo Lucas.

El menor de los Passarella, de hecho, estaría evaluando regresar a Buenos Aires ya que, por su estado, su papá ya no sólo no podría dedicarse a la dirección técnica de un equipo de fútbol, la última actividad en la que brillara como DT de River y de la Selección argentina: tampoco administrar los bienes de su propiedad.

Aunque en los últimos tiempos se lo vinculó con la posibilidad de entrenar a equipos chinos, qataríes, árabes y hasta en selecciones latinoamericanas, en su entorno más íntimo aseguran que fue más ruido mediático que realidad, ya que en ningún caso hubiese podido asumir la responsabilidad.

Si bien si alguno se lo cruzara en la panadería en la que solía juntarse a tomar café con sus amigos o en las calles de su pueblo natal podría no advertir los síntomas, a su alrededor aseguran que hoy son bastante más frecuentes que hace alrededor de tres años, cuando comenzaron a hacerse evidentes.

De su círculo más selecto hoy no son parte ex compañeros/amigos/ integrantes de su cuerpo técnico ni la mayoría de los dirigentes que lo acompañaron durante la gestión que desembocó en el histórico descenso de River en el 2011. A muchos de ellos, incluso, los vio por última vez en el velatorio de Alejandro Sabella.

River fue el último equipo que dirigió, en 2007. River, también, fue el club que lo convirtió en el mejor defensor de la historia del fútbol argentino. Y River, además, lo tentó a convertirse en una de las cuatro personas en el mundo que fue jugador, técnico y presidente de un mismo club junto con Santiago Bernabeu, Franz Beckenbauer y Carlos Babington.

Con una condena social que no le permitió volver a pisar el Monumental y sus alrededores, esperando la sentencia del juicio que se le inició por malversación de fondos y formación de grupos violentos que difícilmente a esta altura lo encuentre culpable y con un último trabajo como Director Ejecutivo de World Talent Group, una empresa que creó con el multimillonario salvadoreño Fito Salume, Passarella -como dicen quienes hoy lo acompañan- “ya no es el que conocimos”.

Fuente: Clarín

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