El lunes 5 de agosto Colón perdió su primer partido como local en la temporada. Ese 2-0 ante Mitre, que jamás había ganado en la ruta, se llevó puesto a Iván Delfino.
Cuarenta y ocho horas después, el miércoles 7, la dirigencia presentaba a Rodolfo De Paoli como su sucesor. Confesó que era el desafío más grande de su carrera. Con pocos entrenamientos encima, puso en marcha su ciclo el lunes 12 de agosto en Salta.
Sería el primero de apenas 6 partidos, algo similar a lo que vivió en el arranque del año con Independiente Rivadavia, claro que con la Lepra pudo armar un plantel pero se sostuvo siete encuentros y una goleada en contra de Unión lo dejó sin trabajo.
De Paoli, el relator de fútbol que se volcó ultimamente a ser entrenador, con pésimos rendimientos, se fue sin dar declaraciones públicas.
Intentó vender mucho humo con declaraciones para la tribuna, pero en su tablita, cada día de entrenamientos, demostró su absoluta incapacidad para tomar un equipo, en este caso Colón, con apetencias de volver rápido a Primera División.
De acuerdo a lo indagado en el camarín local, la determinación del técnico rojinegro era no hablar, más allá de un triunfo, empate o derrota frente a Brown de Adrogué.
Solamente si la Comisión Directiva decide darle un partido más se quedará en Santa Fe. Tenía la grandeza de dar un paso al costado este domingo en sala de conferencias. Pero prefirió esconderse en un silencio muy particular
Con información de Radio Gol y UNO Santa Fe