Desde el momento glorioso de la histórica e inolvidable estrella sabalera en la noche de San Juan ("Felices por Siempre" dicen los hinchas), el fútbol profesional de Colón está en "Desencuentro", como la letra del tango: "Estás desorientado y no sabés, qué bondi hay que tomar, para seguir…". Entre el previsible final de Eduardo Rodrigo Domínguez (llegó con el tanque de nafta en reserva al 0-4 del Madre de Ciudades contra River), el desgaste copero que se llevó puesto a Julio César Falcioni y la increíble salida de Sergio Rondina con sólo un mes de trabajo, Colón tiró a las aguas del Salado el 60 por ciento de los puntos que puso en juego. A priori, por lo menos adentro de la cancha, demasiado largo y costo el cotillón del festejo.
Los resultados de esta desidia futbolística están a la vista: Colón está 22 de 28 equipos en la tabla del actual torneo, en la anual acumulada 21 de 28, a 9 puntos del último que clasifica a la Copa Conmebol Sudamericana 2023 y si uno mira la tabla de los promedios de equipos por tres temporadas, Central Córdoba de Santiago del Estero se "arrimó" a 15 puntos. Pasando en limpio, después del 4 de junio de 2021, Colón pescó un poquito más del 40 por ciento de los puntos en juego y perdió la gran mayoría de los puntos en la sumatoria de los 52 partidos (gentileza de las estadísticas del colega Damián Palacio).
Eduardo Rodrigo Domínguez después de tocar el cielo con las manos en el Bicentenario de San Juan, puso en juego 25 partidos en el semestre restante: ganó 11, empató 6 y perdió 8 el querido "Barba". La primera sucesión de Eduardo I fue el "Emperador" Julio César y al experimentado Falcioni (Deja Vú Lavallén) se lo llevó puesto el desgaste de la Copa Libertadores de América, donde quedó eliminado en Santa Fe a manos de Talleres.
El ahora nuevamente DT de Independiente de Avellaneda jugó dos etapas. Por la Copa de la Liga, disputó 14 partidos, de los cuales ganó 3, empató 7 y perdió 4. Por lo que es la Liga Profesional de Fútbol jugó 6 partidos, de los cuales ganó 1, empató 2 y perdió 3. Un puñado de 20 partidos "criollos" del buldog: no viene al caso pero si se suman Libertadores y Copa Argentina, llegó a 30 capítulos en su segundo ciclo al frente del Sabalero.
Finalmente, el ciclo "mensual" de Sergio Rondina: apenas 7 partidos duró el "Huevo", ex entrenador de Arsenal de Sarandí y Central Córdoba de Santiago del Estero. El balance dejó uno solo ganado, cuatro empatados y dos perdidos. Así, además del puntaje perfecto de Adrián "Chupete" Marini (uno jugado y uno ganado contra Vélez), los tres últimos entrenadores profesionales (Eduardo, Falcioni y Rondina) se repartieron los 156 puntos que Colón puso en juego en el fútbol argentino desde que el "Barba" clavó la estrella dorada en la camiseta sangre y luto.
A priori, sonó el despertador y hay que cortar la interminable siesta. Los ciclos de Falcioni y Rondina parecen relativizar el valor profesional de un entrenador. Así las cosas, cansados de las últimas promesas sobre el Bidet, el clamor popular de hinchas y socios convergen en un solo lugar: el gran ídolo Adrián "Chupete" Marini.
Por ahora, mientras el presidente José Néstor Vignatti se fue a Buenos Aires luego de rechazarle la renuncia a Mario Sciacqua como secretario técnico/manager ("Tranquilo Marito, hay que tener calma en el ojo de la tormenta", fue la palabra del histórico dirigente), los dirigentes no tomarán ninguna medida con el banquillo. Ni para un lado ni para el otro. No saldrán corriendo a buscar un DT de nombre, pero tampoco aplicarán la gran Riquelme con Hugo Ibarra: confirmar al cuerpo técnico de la casa hasta el final de la temporada (le faltan 13 partidos al Sabalero con 39 puntos en juego).
Eso sí, cada uno tiene a futuro preferencias; lo mismo que los hinchas y socios en las encuestas de los medios de comunicación. Luego del "no" de Eduardo Domínguez (no va a tomar equipo hasta el año que viene), a varios en CD le gustaría mucho una apertura de Sebastián Battaglia, ex DT de Boca, hincha de Colón desde chico y hoy desocupado. El "Turco" Mohamed, descabezado del Mineiro y sin trabajo, siempre tiene un grado de simpatía y nostalgia en una parte importante de la gente. Finalmente, por sus respectivas miradas al semillero, siempre aparecen dos ex Vélez casi imposibles en el radar: Gabriel Heinze y Mauricio Pellegrino.
Por lo pronto, con el empuje y cariño popular a uno de los últimos ídolos del tablón, Adrián Marini saltará al banco del Cementerio de los Elefantes, asistido por Facundo Besada en la parte técnica, el profe Rodrigo Cariaga como PF y Facundo Martínez como entrenador de arqueros (estaba en reserva de AFA e inferiores mayores). Sin dudas, la sola presencia de "Chupete", arme el equipo titular que arme, será como un sahumerio gigante para cambiar el clima en las tribunas este sábado a las 18 contra Tigre en el propio Cementerio de los Elefantes. Lo que sigue, después del equipo del "Perro" Prediger, no da respiro: Barracas Central en su ahora propia cancha y el Boca del "Negro" Ibarra en Santa Fe.
El objetivo del querido "Chupe" es, en las pocas horas de trabajo hasta el sábado, encontrar un once titular competitivo en el campo y "amigable" con la multitud en las tribunas del Brigadier López para poder dejar en casa tres puntos necesarios contra Tigre. Marini arranca con mejor piso que otros: la paciencia popular hacia la figura del DT. Al mismo tiempo, necesita apoyo dirigencial en cada detalle del día a día y (fundamentalmente) la reacción rápida de los jugadores más experimentados, tal como le pasó en la experiencia anterior.
Por lo pronto, la señal es clara: con el 60 por ciento de los puntos tirados al Salado después del glorioso e inolvidable 4 de junio de 2021, sonó el despertador en Colón. Hay que abrir los ojos, calentar el corazón y mover las piernas. No se puede seguir regalando puntos. Tampoco el prestigio que los mismos actores (jugadores y dirigentes) ganaron hace 52 partidos para quedar por siempre en la historia de Colón.
Por Darío Pignata