En el inicio del encuentro el local se propuso evitar que la pelota le llegara limpia a Messi. Así, dispuso presión desde la salida del fondo de los dirigidos por Scaloni y asignó marcas casi fijas a los mediocampistas, al menos en los momentos en los que los guaraníes (que se estructuraron con 5 en el fondo) no tuvo el balón. Por ejemplo, Almirón siguió de cerca a Paredes por todos lados. Pero, al mismo tiempo, dicha disposición le dio mucha libertad a Messi. Es que el elegido para marcarlo fue Alderete, que por cuestiones de dibujo no lo le estuvo encima cuando retrocedió o cruzó la cancha. Por ende, al recibir solo, disfrutó como titiritero. Y le obsequió a la Albiceleste varias chances en los primeros minutos.
Con movilidad para no brindar referencias y generar distracciones, Argentina pudo golpear al minuto, con el pase de Joaquín Correa (reemplazante del lesionado Lautaro Martínez) para Lo Celso, que remató mordido. A los 2, cuando Di María puso al hombre del Inter cara a cara con Silva, quien se anticipó a su ingreso al área. A los 9, cuando la Pulga volvió a encontrar a Correa en posición de 11. El ex Estudiantes pisó el área y sacó el intento cruzado, que desvió el guardameta. Y la misma combinación se dio a los 11′: Joaquín, mano a mano, resolvió cruzado pero de forma imperfecta, y cuando Fideo se relamía en el área, sacó Alderete en la línea.
Paraguay, en tanto, sólo inquietó con un tiro de Arzamendia de media distancia, que Dibu Martínez envió al córner a los 3 minutos de acción.
Pero el partido fue perdiendo ritmo y atractivo a partir de los 15. El juego se acható y la Albirroja emparejó las acciones, más allá de que muchas veces apeló a la fricción y el árbitro Anderson Daronco se guardó varias tarjetas amarillas. Un tiro libre de Messi, a los 25 minutos, fue lo más interesante antes del descanso.
La foto del inicio del complemento fue un calco del comienzo del primero en cuando a dominio de Argentina, pero Paraguay adoptó otra postura, más expectante, apostando a la contra desde la velocidad supersónica de Almirón. En consecuencia, la Albiceleste volvió a acosar a su rival, desde un centro rasante que Di María no llegó a conectar, un cabezazo de Correa que Villasanti desvió providencialmente y con un remate de media distancia de De Paul, que Silva rechazó con dificultad.
Pero en las réplicas, con campo a favor, los guaraníes fueron filosos. Y dos veces el seleccionado argentino dependió de la reacción del arquero Martínez: ante Almirón y Sanabria.
Scaloni buscó alternativas en el banco. Primero mandó al campo de juego al Papu Gómez, a Tagliafico (por el lesionado Acuña) y a Guido Rodríguez, para hallar sintonía fina en el medio. Luego, apostó por Julián Álvarez y Nicolás González en ofensiva.
En el epílogo, Argentina tuvo dos: un cabezazo de Guido Rodríguez totalmente solo, pero que impactó sin potencia ni dirección. Y una acción individual de Gómez que Silva sacó por encima del travesaño. Pero el dueño de casa también pudo vencer con una entrada franca de González, que se fue alta.