A Newell’s se le embarró la cancha justo antes del clásico

Una caída de las más inoportunas. Una más en realidad, porque tres días antes también besó la lona ante Gimnasia, por primera vez en el ciclo Burgos. Imposible no hacer cualquier análisis sin tener en cuenta el clásico del domingo, aunque esta derrota frente a Libertad en casa por la segunda fecha de la Copa Sudamericana tenga peso propio. Es que a Newell’s se le dio vuelta la taba de los resultados en el momento menos deseado y se sabe que cuando no son los esperados empiezan a minar la confianza, sobre todo para un plantel que había perdido por completo la suya y que venía intentando recuperarla con una estrategia a contramano de su historia. Es más, pese al 3 a 1 que le propinó un equipo más hecho como el de Daniel Garnero, justo ayer fue cuando intentó soltar más amarras, cuando tuvo momentos en que bien pudo volcar el trámite a su favor. Cuando más atacó, sin dudas. Pero claro, este plantel que tomó el Mono tiene debilidades que le costará revertir sin refuerzos y por eso en cualquier situación de juego siempre aparecen expuestas. Venía esquivando los costos pero ya no pudo hacerlo, justo antes de enfrentar a Central.

Y esos costos se agrandan ahora por la inminencia del clásico, por supuesto, pero también por esta Copa Sudamericana. En el primer rubro, hoy en un primer pantallazo hay que decir que en pocos días las percepciones se dieron vuelta. Parecía Newell’s el que llegaba mejor, pero ahora después de estas dos derrotas y de la muy buena imagen que dejó Central el miércoles ante San Lorenzo, es el equipo del Kily el que recuperó de golpe mucho terreno. Además jugará con un día más de descanso.

En el rubro copero, no se puede soslayar que Newell’s quedó a cinco puntos del líder Libertad y a tres de Goianiense, y que el hecho de clasificar solo el primero del grupo lo obliga a ganar el martes en Chile para seguir teniendo alguna chance. Si le va bien en el clásico, la mente fortificará las piernas pero si no es así, 48 horas apenas de intervalo y un viaje con tres escalas en el medio no contagian optimismo. Sin contar que no podrá tener a Pablo Pérez, expulsado junto a Manuel Capasso.

Pero lo dicho también. Esta vez Newell’s no fue sólo el equipo que se metía atrás sin miramientos y aunque se podrá decir que cuando se soltó un poco sufrió en los resultados, no se puede vivir aferrado al fondo, no hay chances de progresar así y los puntos que se logren serán solo pan para hoy. Aunque el 3-1 final diga otra cosa, el equipo de Burgos tuvo su momento para dominar desde el resultado. La jugada de toques que derivó en el mano a mano desperdiciado de Scocco con el partido 0-0 casi no se vio en este ciclo.

Una corrida anterior de Marcioni y su imperfecto centro atrás tampoco. Y el conteo de la noche dirá que le anularon tres goles (bien, en realidad) y que hubo tres penales de los sancionables, de los cuales el juez uruguayo Ostojich dio solo el más evidente y menos importante. Los otros dos hubieran sido en minutos clave, para el empate el primero (muchas dudas en el otro mano a mano leproso, esta vez de Formica) y para ponerse a tiro luego (Ramírez abrió todo el brazo izquierdo en el centro de Negri y pareció pegarle).

A este Newell’s le falta más jerarquía, individual y colectiva, y la que tiene no atraviesa su momento de esplendor. Y sí la tuvo Libertad para ganarlo de contra.

La clasificación a octavos de final de la Sudamericana se le complicó mucho. El calendario apretado que la pandemia obligó también le suma presión antes de la cita que marca como ninguna el futuro. Este Newell’s nunca estaba como para ir a ella tranquilo, pero ahora sí se le embarró la cancha. Le queda de consuelo saber que, de cualquier manera, siempre iba a ser un partido aparte.