Fue una explosión. Un grito desaforado. Un estallido que desató una fiesta. Una noche de puños apretados y celebración. Colón logró el gran objetivo del semestre. Y lo hizo después de una actuación muy convincente. El Sabalero, que precisaba imponerse ante un gigante del continente como Olimpia para garantizarse un lugar en los octavos de final de la Copa Libertadores, le ganó con autoridad al conjunto paraguayo. Consiguió la victoria porque salió a la cancha con determinación, ambición e inteligencia.
Los dirigidos por el Emperador fueron a buscarlo y, cuando el entrenador dispuso el ingreso de Ramón Ábila, el que apareció en posición de centrodelantero para sellar la victoria con un cabezazo implacable fue Lértora, quien se convirtió en el héroe de la noche en el Cementerio de los Elefantes.
Tanto el volante como Aliendro y Bernardi, cuyos contratos finalizan el 30 de junio, fueron cruciales para desmoronar a Olimpia. El Sabalero, que no avanzaba a octavos de la Libertadores desde 1998, cuando luego cayó en cuartos con River, logró la meta más importante del semestre.