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miércoles, 20 noviembre 2024

Larreta-Bulrrich: La grieta es el primer round

Horacio se lanzó convencido de que el país necesita acuerdos. Y Patricia cree que los votantes la apoyarán porque tienen bronca. El sorpresivo video de Esteban Bullrich que incendió las redes

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El domingo no fue un día de descanso para la familia del PRO. Minutos antes de las 13, cuando la mayoría de ellos se preparaban para almorzar, apareció un video en la redes sociales que empezó a circular de smartphone en smartphone. Sobre una foto de Esteban Bullrich, con el fondo del jardín de su casa y vestido con la camiseta de la Selección Argentina, el hombre que renunció a su banca de senador para enfrentar el ataque degenerativo de una esclerosis lateral amiotrófica (ELA), grabó un discurso para iluminar la interna del partido que hoy enfrenta a Horacio Rodríguez LarretaPatricia Bullrich y a Mauricio Macri.

Hace un año y medio, la Argentina se enteró de la enfermedad de Esteban Bullrich y supo, por la conmoción que causó su discurso de renuncia, que los enfermos de ELA van perdiendo aceleradamente su capacidad de hablar, de caminar, de ingerir alimentos y de respirar. Desde entonces, Bullrich se comunica a través de un dispositivo tecnológico que toma la señal de sus pupilas, las convierte en texto y luego reproduce una versión metálica de su voz. Así se viralizó su mensaje del domingo.

“Luego de un intercambio en redes sociales del que formé parte me veo en la obligación de definir que es la grieta para mí”, escribió Bullrich antes de postear un video de 3 minutos y 45 segundos con sus definiciones. El intercambio en las redes del que habla es, básicamente, una discusión en Twitter durante los últimos cuatro días que incluyó unos pocos elogios, cientos de reflexiones críticas, insultos y hasta algunas burlas relacionadas con su enfermedad. La mayoría sin saber cuánto se ha agravado.

La virulencia tiene que ver con que, a mitad de la semana pasada y apenas Rodríguez Larreta lanzó su postulación como precandidato presidencial, Bullrich escribió un tuit criticándola por embanderarse con la grieta. “Querida @PatoBullrich no confundamos. Construir un país con 45 millones de argentinos se hace dialogando. Hace falta más coraje para conversar con el que piensa diferente que para insultarlo. Ya probamos la pelea y no dio resultado. No caigamos en la trampa, cambiemos”.

Al criticar públicamente a Patricia (la rival más encarnizada de Larreta por la carrera presidencial en la coalición opositora), Esteban Bullrich quedó en medio de la feroz interna que atraviesa al partido fundado por Macri. Por eso, quiso aclarar sus conceptos con el video del domingo. No consiguió su objetivo. Esteban ratificó su idea anti grieta y en el universo nihilista de las redes sociales el debate se volvió todavía más sangriento.

“La grieta no es moral; la encargada de dividir entre decentes y corruptos es la Justicia. En todos los grupos políticos hay gente decente y con actitud constructiva”, agregó Esteban Bullrich, entre otras frases. Y luego enumeró la lista histórica de personalismos que, a su juicio, no lograron resolver los problemas del país: Yrigoyenismo, Alvearismo, Peronismo, Alfonsinismo, Kirchnerismo, Cristinismo y, chan, Macrismo…

Previsiblamente, Esteban Bullrich se ganó las maldiciones de muchos simpatizantes de Patricia, de Macri y de Javier Milei, detectables porque usan los mismos adjetivos que caracterizan al diputado libertario. Del mismo modo que consiguió un retuit de la cuenta personal de Rodríguez Larreta. Hubo incluso quienes lo acusaron de haber coordinado su prédica anti grieta con el jefe de gobierno porteño. Esta claro que no lo conocen. Está totalmente concentrado en su enfermedad y no en la interna.

Claro que el mensaje de Esteban Bullrich, les guste más a unos y menos a los otros, pone en el centro de la campaña de Juntos por el Cambio un tema que moviliza a las audiencias, sobre todo a las que le dedican buena parte de su tiempo el juego de las redes sociales. Si la grieta que divide desde hace años a la Argentina es o no una causa fundamental de su decadencia.

En sus mensajes públicos, y en las entrevistas que concedió en los últimos días para confirmar su lanzamiento como precandidato, Rodríguez Larreta le dio a su postura anti grieta casi tanto espacio como a sus planes para combatir la inflación y la pobreza: son las dos cuestiones que más castigan a los argentinos en un país que, además, sufre de déficit fiscal y comercial, que está endeudado en dólares y en pesos, y en el que la inseguridad y el avance sostenido del narcotráfico van transformando en un infierno diario. No es solamente la grieta.

Punzante como es su característica, Patricia Bullrich le ha puesto nombre y apellido a los dirigentes a quienes considera al otro lado de la grieta: Cristina Kirchner, Alberto Fernández, Aníbal Fernández y Sergio Massa, solo por citar a los principales.

Quizás porque nota que la sociedad incuba un enojo que apunta al gobierno kirchnerista, pero también al resto de la dirigencia política, Rodríguez Larreta puntualizó en sus declaraciones que su vocación de diálogo no incluye hoy al Presidente y a la Vicepresidenta, quienes pergeñaron la quita de fondos coparticipables que iban a la Ciudad para direccionarlos en favor de la Provincia, que gobierna el kirchnerismo con Axel Kicillof.

Pero Rodríguez Larreta no se detuvo allí. También mencionó entre los dirigentes con los que hoy no podría dialogar al ministro de Economía, Sergio Massa, con quien siempre tuvo una relación cordial y amistosa. Son tiempos de campaña, claro. Tanto Horacio como Patricia saben que, si este año llegan a la presidencia, y Massa sobreviviera como un referente importante del peronismo, cualquiera de ellos seguirá dialogando con el ahora ministro, como con los gobernadores e intendentes del PJ.

En la evaluación con su equipo de campaña, Rodríguez Larreta se ha encontrado con voces que le aconsejan dejar los ataques a la grieta para más adelante. Le piden asumir un papel más combativo porque, supuestamente, el votante potencial de Juntos por el Cambio es un votante enojado y no quiere saber nada con abrir el diálogo. “Primero hay que ganar la interna que va a ser a matar o morir; después, cuando Horacio sea el candidato presidencial, vayamos a conquistar los votos de los más moderados”, es la idea de algunos de sus colaboradores.

Pero Rodríguez Larreta no es muy permeable a esos consejos. Su vocación de diálogo lo ha acompañado a lo largo de toda su carrera política y no quiere diluir su perfil adoptando una postura que no siente. “España se convirtió en una potencia económica porque hizo los Pactos de la Moncloa; Israel bajó la inflación desde el 500% anual porque Shimon Peres hizo un acuerdo entre todas las fuerzas políticas de Israel”, insistió en CNN Radio.

Aunque algunas encuestas digan lo contrario, el jefe de gobierno porteño está convencido de que debe insistir con su prédica acuerdista. “Hace cuarenta años que venimos con la grieta y miren como nos fue”, les responde a quienes le aconsejan una postura más extrema. Rodríguez Larreta cree que, a la hora de elegir a un presidente, la mayoría de los votantes se alejarán a los Milei y de aquellos que apuesten al populismo liberal.

En cambio, Patricia Bullrich siente que la postura anti grieta de Rodríguez Larreta solo puede favorecerla. La ex ministra de Seguridad de Macri ha hecho todos los gestos posibles para mostrarse como la más dura entre las duras. No le envió un mensaje de apoyo a Cristina Kirchner cuando se produjo el intento de atentado en la puerta de su casa. No saludó la victoria del presidente de Brasil, Lula Da Silva, y se muestra agresiva con sus adversarios kirchneristas en cada expresión pública.

“Las encuestas nos dicen que la elección en las PASO va a ser entre el miedo y la bronca de la gente; y que la bronca es mayoritaria entre los votantes de la oposición. Por eso vamos por una campaña que recoja ese voto bronca”, explica uno de los estrategas de campaña de Bullrich. En sus charlas recientes con Macri, el ex presidente la alienta para que consolide ese perfil.

Aunque en sus cuatro años de gestión Macri intentó achicar la grieta, y hasta el CCK continuó llamándose Centro Cultural Kirchner, hoy intenta mostrar un perfil más halconizado. Es la postura que asumió después de la derrota en las PASO de 2019 y que mantiene desde entonces. “Mauricio se endureció y pasó del 32% en las PASO al 42% en la elección general”, se entusiasman en sus oficinas. Son los que le piden que vuelva a postularse.

En realidad, el porcentaje que obtuvo Macri en la elección general fue apenas por encima del 40% cuando se contaron todos los votos. Pero es cierto que dio un salto entre la derrota de las PASO y la de la elección general. Los asesores de Rodríguez Larreta lo leen de otra manera. “Con el 40% o el 42% igual perderíamos; necesitamos más del 50% para volver al gobierno”.

Un día antes del lanzamiento de Rodríguez Larreta, Macri apareció en la apertura de oficinas que hizo María Eugenia Vidal en Retiro para anunciar su propia postulación presidencial. La apuesta de la ex gobernadora, aunque venía con aviso previo, causó extrañeza entre muchos dirigentes del PRO. Vidal había quedado herida en 2019 porque Macri no había respaldado su intención de desdoblar las elecciones bonaerenses a ver si podía escapar de la debacle inminente de Juntos por el Cambio.

Dos años después, fue Rodríguez Larreta quien la rescató de su bajón bonaerense para que volviera a la Ciudad y encabezara la boleta de diputados nacionales. De ese modo, retomó el camino de la victoria y reconstruyó su sendero político. Vidal dice ahora que enfrentará a Horacio, pero que declinará su candidatura si Macri es el que decide competir. Como los cuentos de Edgar Allan Poe, la familia del PRO tiene sus aspectos misteriosos.

Solo falta que Mauricio confirme si será “líder y mentor”, como lo llama su primo Jorge Macri, o si escuchará a algunos de sus amigos y se postula para competir en la interna contra Rodríguez Larreta, Bullrich, Gerardo Morales, Facundo Manes y Elisa Carrió.

El ex presidente viajó a Suiza donde, como titular de la Fundación FIFA, podrá participar de la entrega de los premios The Best y hasta salir en alguna foto con los tres argentinos campeones mundiales en Qatar que podrían ser galardonados: el director técnico Lionel Scaloni; el arquero Emiliano “Dibu” Martínez y el mejor futbolista del planeta, Lionel Messi. El capitán de la Selección, ya le ha quedado bien claro a Alberto Fernández, no es demasiado afecto a los acercamientos con dirigentes políticos.

Macri dará luego unas charlas en la Universidad de Bolonia, y volverá a la Argentina bien entrado marzo. Entonces sí, deberá tomar la decisión de competir para volver a ser candidato a presidente, o de permitir la renovación generacional del partido político que fundó hace veinte años. Dicen que a su regreso mirará las encuestas. Quizás no le haga falta. Todos los sondeos vaticinan que tal vez podría ganar en las internas, pero que la elección presidencial parece una montaña imposible de escalar.

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