Otra vez estaba perdiendo la pulseada táctica Lionel Scaloni. Así como en el debut no le encontró la vuelta al “achique” del DT francés de Arabia Saudita, frente a México no podía resolver con sus dirigidos el acertado planteo del Tata Martino. Le colocó línea de tres en el fondo y cinco volantes en la mitad de la cancha, ganando durante un tiempo y medio y provocando que Argentina no prospere en la zona de generación del juego.
Tuvo que llegar una genialidad de Messi (que frente a los aztecas tampoco brilló) para abrir un partido muy complicado.
Salvo al dejar en cancha en el arranque de la segunda etapa al amonestado Montiel, luego acertó en los cambios.
Ahora recién comienza el Mundial para nosotros. El equipo se rehizo de las cenizas. Mostró su carácter.
Seguramente como ocurrió en otros mundiales, irá recuperando su identidad y estilo de juego a medida que transcurran los partidos. La competencia mundialista es implacable: No perdona un sólo error. Argentina los cometió en el debut.
Mientras tanto cuando Arabia Saudita y México acertaban con sus planteos tácticos, Argentina realmente no jugaba a nada…o mejor dicho si: Aprovechar el error del rival.
Ganar siempre, pero siempre es tonificante y relaja, des contractura y libera tensiones. “A festejar las próximas doce horas…pero después los quiero metidos otra vez en el próximo partido”, siempre les decía a sus dirigidos el Dr Carlos Bilardo.
Ahora nuestra Selección está otra vez en carrera. Superó un rival siempre difícil, complicado.
Polonia, que derrotó a Arabia Saudita es el rival a vencer para no depender de nadie y pasar ganando el grupo para evitar a la poderosa Francia.