Hasta la noche del jueves, Omar Vega (67) disfrutaba de una vida apacible junto a su esposa en una vivienda en la zona de la costa, en jurisdicción de Arroyo Leyes.
Sin embargo la misma noche, en cuestión de segundos, ese cuadro de armonía familiar desbarrancó en una película de terror.
Eran cerca de las 22,30 cuando Omar escuchó algunos golpes que provenían de la parte de atrás de su casa ubicada a la altura del kilómetro 19, a la vera de la ruta provincial 1. El hombre no dio mayor importancia al hecho y continuó disfrutando de la sobremesa. Mientras, su esposa permanecía mirando televisión en el dormitorio.
Pero minutos después los golpes comenzaron a llegar desde el portón del frente de la casa. Ahora sí, al acudir para ver qué sucedía, Omar se encontró con tres desconocidos que, por la fuerza, pretendían ingresar.
El dueño de casa intentó resistir el atraco. Pero se vio superado en número y en fuerza por los intrusos que, en cuestión de segundos, ya estaban en el interior del inmueble.
Lo que siguió fue una pesadilla en tiempo real. El hombre fue sometido a un brutal golpiza por parte de uno de los ladrones (un hombre de mediana) que se mostraba como el jefe de otros dos, más jóvenes, que actuaban en un segundo plano.
En medio de los forcejeos y los gritos, uno de los malvivientes efectuó un disparo que, por suerte, no impactó en la víctima. Tanto el hombre como su esposa fueron maniatados.
La peor parte en cuanto a los golpes la llevó el dueño de casa, a quien con la culata de un arma de fuego le pegaron en la cabeza hasta provocarle varias heridas cortantes. También le pegaron trompadas en la cara y las costillas.
A todo momento el que llevaba la "voz cantante" del robo gritaba "¡Dame la plata"! En esta parte existe la sospecha que los ladrones buscaban el dinero de un comercio (carnicería) que Omar vendió hace unos meses, según confió una de las hijas del hombre a El Litoral.
"El toda la vida fue matarife y hace unos meses vendió la carnicería. Quizás estos tipos buscaban ese dinero", comentó.
La odisea se prolongó durante largos minutos hasta que finalmente los desconocidos se hicieron de dinero en efectivo; electrodomésticos, teléfonos celulares y prendas de vestir, entre otras cosas.
Ya logrado su objetivo, los delincuentes se fueron a bordo de una camioneta (grande y moderna) según reportaron algunos testigos ocasionales.
Una vez que el hombre pudo liberarse de sus ataduras, también desató a su esposa y juntos fueron hasta la comisaría de Arroyo Leyes donde llegaron en muy malas condiciones.
Ahí en la sede policial las víctimas utilizaron los teléfonos de los agentes para comunicar lo acontecido a su hijos.
Poco después Omar fue trasladado hasta el hospital Cullen donde fue asistido por sus lesiones. En la mañana del viernes fue dado de alta y mientras regresaba acompañado por su hija no pudo contener las lágrimas.
Fuente: El Litoral