Con el corazón. Con garra. Con huevos. Así lo ganó Central. Así, con poquito de fútbol pero mucho de actitud, el Canalla se repuso de una expulsión tempranera en el primer tiempo y le ganó 3-1 a Barracas, para darle aire al ciclo de Tevez y volver a despegarse del fondo de la tabla.
Central mostró los dientes desde el vamos. Venía de tres partidos sin triunfos(incluida la derrota ante Quilmes por la Copa Argentina) y con la frescura de sus pibes (siete de 11 surgidos de la casa) y el empuje de su gente, que otra vez llenó el Gigante, buscó arrinconar al Guapo y marcar la diferencia de entrada. Perotoda esa excitación terminó jugándole en contra. Lo nubló. Y ante un rival ordenado, que jugó con inteligencia y no dejó llevarse por el marco, se quedó rápido con diez y le costó horrores generar situaciones.
Carlitos armó un 4-1-4-1 pero falló, justamente, en la generación de juego. Le sobró empuje, sí, garra y corazón, pero le faltó claridad en la circulación y la tranquilidad que muchas veces da la experiencia para elegir la mejor opción. De hecho, logró ponerse arriba gracias al buen anticipo del pibe Frías, tras centro de Blanco, y 3’ más tarde tuvo que sacar del medio. La polémica expulsión de Tanlongomarcó el cierre de un primer tiempo feo, mal jugado, con pocas llegadas. Y obligó a Tevez a mover el banco. La entrada de Infantino por Cerrudo, otra de las apuestas del DT, le dio mayor equilibrio y contención en el medio.
La extraña pasividad con que Barracas salió a jugar el complemento hizo que el Canalla se empezara a animar. Y con un hombre menos, hasta tuvo mayor posesión de la pelota y un par de remates desde afuera que hicieron revolcar a Gagliardo. Pero el momento de inflexión se dio a los 13’ del segundo tiempo: el Apache mandó a la cancha al chico Veliz, el héroe del clásico, y la primera que tocó la mandó a guardar. Y luego llegaría el 3-1 de Infantino para liquidar la historia. El broche el broche de oro para una fiesta Gigante.
