Después de la desvinculación de Julio Falcioni y en los días de espera a la toma del cargo de Sergio Rondina, Colón tuvo que afrontar un nuevo choque con el poderoso Vélez. El equipo del Cacique venía con todos los titulares y el sabalero con lo mejor que podía disponer el DT de emergencia: Adrián “Chupete” Marini. Y no sólo le ganó por dos a uno, sino que lo sostuvo al triunfo con uno menos por expulsión de Facundo Farías. No sólo lo sostuvo sino que hasta lo atacó. El conjunto sacó a relucir su “sentido de pertenencia” dejando lleno de felicidad a su sufrido pueblo. Días después debuto Rondina y fue un frío empate sin goles en La Plata ante el Lobo. Después vino la olvidable jornada donde el DT debutó como local con Aldosivi y venía bien hasta los 18 minutos del primer periodo cuando lo expulsaron a Goltz. Allí comenzó otro partido en que el Tiburón no sólo se lo empató sino que estuvo a punto de llevarse todo. Por último en el tercer juego en Junín llegó el primer triunfo de Sergio Rondina, sobre todo como visitante, sin embargo advierto, un hecho inédito, su hinchada en vez de celebrar esa holgada victoria está desilusionada, como con bronca, porque ve al equipo sin reacción futbolística. Y aquí quiero analizar el título de ésta columna: ¿Por qué Chupete si y el Huevo NO?
En sus primeras páginas de su célebre libro “Fútbol, Dinámica de lo Impensado”, el maestro Dante Panzeri escribe: “Warren S . Mc Culloch, del laboratorio electrónico del Instituto de Tecnología de Massachusetts, decía en abril de 1966 (La Razón, B Aires, 26-04-66) que…”una computadora no puede cambiar de opinión como el hombre, 14 veces en tres décimas de segundo”. Y añadió que el hombre puede hacerlo porque posee un trillón de neuronas computadoras con un total de dos millones de componentes biológicos separados”.
“Seguramente que el laboratorista no pensó estar “hablando de fútbol “cuando escribió lo que acabamos de leer”.
“Pero el hombre localizado en aquella conclusión científica, es el mismo hombre que juega al fútbol y produce impensadamente todo lo que un partido de fútbol registrará entre 22 hombres, una pelota y, además, una infinidad de circunstancias que escapan a la voluntad de aquellos hombres”.
“Es ese hombre común, pese a ser siempre el mismo jugador, el mismo dotado, superdotado o menos dotado, el que hará siempre diferentes dos partidos donde jueguen los mismos hombres y aparentemente las mismas circunstancias visibles. Pero nunca las mismas entre aquellas que escapan al control humano”. Hasta aquí lo escrito magistralmente por Panzeri. Conclusión: NO HAY DOS PARTIDOS IGUALES.
Lógicamente tenemos que coincidir, que en esa inolvidable jornada frente al Fortín, los mismos jugadores que hoy parecen perdidos con Rondina, estaban mentalizados de otra manera para poner el “plus” desde lo psicológico y mostrarle a su gente cómo sienten ellos su camiseta.
