Igualar de local nunca es bueno. Pero por haber jugado gran parte del complemento con uno menos, el empate no fue malo. Claro que el hincha quería ver otra cosa y Central no se la dio. Es que al equipo le sigue faltando una idea de juego definida y tiene más defectos que virtudes.
Sin embargo, en la observación del vaso medio lleno el haber sumado no es para nada despreciable. Central jugó de menor a mayor y cuando mejor estaba se encontró con la irresponsabilidad de Marcelo Benítez quien tiró una patada a Matías Pérez que el árbitro no observó pero el VAR sí.
El plantel necesita refuerzos y eso no es nuevo. Y este lunes quedó demostrado las pocas herramientas con las que cuenta Leandro Somoza, un entrenador que hasta ahora ha demostrado poco pero que tiene como atenuante un plantel sin muchas alternativas.
El primer tiempo que hizo Central fue bastante flojo. Y fue Lanús quien estuvo más cómodo y llevó más riesgo al arco de enfrente. Al Canalla le costó verle una idea de juego definida, es que en la mitad de la cancha tuvo muchos problemas para generar fútbol y se mostró endeble a la hora de la marca, especialmente por el centro y por la izquierda.
El rival aprovechó las facilidades de la banda zurda auriazul. A Benítez se lo vio siempre como interno y le faltó capacidad para hacer ancha la cancha por su sector, cuando el rival buscaba crecer por ese lado. Esto hizo que Di Plácido y Ángel González se entendieran en varias oportunidades para hacerle el “uno-dos” a Blanco.
Un tiro en el palo y una gran respuesta de Servio evitaron que la primera parte terminase a favor de la visita. Central hizo poco en ofensiva, pero tuvo también chances de convertir, aunque no tan claras como las que tuvo el Grana: dos tiros de Ferreyra (uno desviado y otro a las manos de Monetti), un cabezazo de Veliz que se fue alto y un remate sobre el final de Montoya.
Una primera parte deslucida, donde el Canalla jugó de me-nos a más. El rival tuvo sus momentos, pero no los terminó de aprovechar. En líneas generales, más allá de las formas, el telón se cerró de manera parcial con un justo empate.
El inicio del complemento lo encontró a Central con otra actitud, yendo a presionar más arriba, buscando el arco de en-frente. Sin embargo, la irresponsabilidad de Benítez le privó al Canalla seguir 11 contra 11. A las duchas por una reacción incomprensible el ex Defensa y Somoza rápidamente movió el banco y mandó a la cancha a Nazareno Romero (debutó con la camiseta auriazul) por Gamba.
El ex Vélez se paró junto a Yacob en el medio y la nueva disposición táctica, con 10, fue 4-4-1.
Más allá de la inferioridad numérica los jugadores de Central buscaron siempre el arco de enfrente, con pocas ideas (como las que tiene este equipo desde hace rato), pero con muchísima enjundia. ¿La visita? Poco y nada, hasta algunos lucieron desganados.
La entrega del equipo de Somoza se vio hasta el final. Vale destacar el buen ingreso que tuvo Romero que, a pesar de no haber entrado en su posición, le dio presencia al equipo en la mitad de la cancha. Los minutos finales se vio un Central extenuado pero empujado por sus hinchas que coparon el Gigante y a un Lanús que nunca supo aprovechar el hombre de más.
Central necesita refuerzos y no es ninguna novedad. El entrenador necesita tener otras alternativas en algunos puestos de importancia como son en defensa, en la mitad de la cancha y arriba. Claro que Somoza sigue en deuda, ya que cuesta ver cuál es la idea de juego de su equipo.
Fuente: El Ciudadano
