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lunes, 11 noviembre 2024

Colón, Domínguez, la dirigencia y las llaves del club

Eduardo Domínguez era el paragüas protector de la dirigencia de Colón quien le había dado al entrenador poderes absolutos y las llaves del club

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La dirigencia de Colón descansaba bajo el paragüas protector de Eduardo Domínguez. El técnico campeón tenía el poder absoluto y las llaves del club, nadie cuestionaba sus decisiones. Y era lógico que los dirigentes le dieran superpoderes al entrenador más existoso en la historia del club. El primero y por ahora único en darle un estrella.

Frente a semejante hecho histórico, Domínguez fue sumando poder y los directivos con José Vignatti a la cabeza se fueron corriendo de la escena. Discutirle al técnico o no estar de acuerdo era casi un acto suicida. El hincha de Colón lo había subido al pedestal con justa razón y no había cuestionamientos, solo agradecimiento eterno.

Por ello y más allá de algunas desavenencias que sucedieron entre los directivos y Domínguez, está claro que el poder real lo tenía el DT. Muchas de sus exigencias eran razonables y apuntaban a profesionalizar el fútbol. Quizás otras podían sonar a ciertos caprichos, como por ejemplo la llegada de algunos refuerzos, entre otras cosas.

Pero siempre sucede que cuando un técnico gana poder y tiene representación exige más. Como por ejemplo sucede con Marcelo Gallardo en River. Si bien no puede compararse los títulos obtenidos por uno y otro, sí pueden asemejarse con la implicancia que tienen puertas adentro de los clubes.

Así como Gallardo está en todos los detalles de lo que pasa en River, lo mismo sucedía con Domínguez. No son meros entrenadores que se ocupan únicamente del plantel. Sino que se involucran en las cuestiones futbolísticas y extrafutbolísticas.

Por ello, tanto en Colón como en River los dirigentes delegaban en sus técnicos. De allí la incertidumbre enorme que significaba para el Millonario la salida de Gallardo. Y lo mismo sucede con la ida de Domínguez, que dejó en shock a la dirigencia sabalera.

No caben dudas que José Vignatti y el resto de la directiva están ante sus horas más difíciles. Y es que el DT que renunció dejó la vara demasiada alta, todo lo que venga después parece muy complejo de igualar. El técnico que llegue tendrá que saber que convivirá permanentemente con el fantasma de Domínguez.

Lo mismo aplica con los dirigentes y encima la renuncia de Domínguez sin una despedida acorde explicando los motivos, los expone aún más. Quizás no sea responsabilidad de los directivos y obedezca a cuestiones personales, pero con el correr del tiempo y si los resultados no se dan, la gente apuntará a la dirigencia.

Colón viene de ser campeón y en el 2022 jugará Copa Libertadores. El club atraviesa el mejor presente de su historia y todo es felicidad, pero esta renuncia empañó la fiesta que el Sabalero vive desde hace seis meses. Y Vignatti gran responsable del éxito futbolístico, sabe que en el fútbol todo es demasiado cambiante.

Lo que hoy son grandes elogios, mañana se pueden convertir en despiadas críticas. Y por ello es consciente que la salida de Domínguez significa un problema enorme en lo inmediato. Ahora debe salir a buscar un técnico que esté a la altura de las circunstancias y la realidad es que a priori no hay demasiado en la góndola.

Se mencionaron técnicos que no vendrán caso Gabriel Heinze, Hernán Crespo y Jorge Almirón. Se sueña con Luis Zubeldía quien se desvinculó de Lanús y rechazó a San Lorenzo. Y después puede surgir algún tapado, pero este momento y con la Libertadores a la vuelta de la esquina, requiere de un entrenador jerarquizado.

No se puede andar probando, ni haciendo apuestas y mucho más teniendo en cuenta que Colón viene de ser campeón. En principio todo lo que venga tendrá gusto a poco. De movida, los hinchas mirarán de reojo al nuevo técnico y es razonable ya que todos se ilusionaban con la continuidad de Domínguez.

El final del 2021, el año más exitoso en la historia de Colón, genera incertidumbre. Hace una semana Colón soñaba con su segundo título, con Domínguez sentado en el banco. Siete días después se quedó sin el Trofeo de Campeones, pero la peor derrota fue la salida de su entrenador.

El sueño se convirtió en pesadilla y ahora la dirigencia que encabeza Vignatti carga en sus espaldas una mochila demasiado pesada. La responsabilidad es muy grande y no es para menos, ya que a diferencia de otros momentos hoy tienen que salir a buscar un reemplazante del DT que los llevó a la gloria eterna.

 

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