El combinado nacional salió al campo con el empuje habitual: presión extendida y mucho ritmo. Así, en tres minutos, por las bandas, llegó dos veces. Primero, con un desborde de De Paul por derecha que no encontró un botín que pellizcara el buscapié. Luego, con un remate cruzado de Di María (volcado como wing izquierdo) que pasó cerca.
Pero una situación puntual le bajó un cambio a la Albiceleste: el gol anulado a Cuti Romero por offside. El VAR demoró una eternidad en confirmar la anulación (estaba apenas un hombro adelantado al momento de cabecear), y ese tiempo le permitió a Perú plantarse mejor, enfocar el pressing en la zona de gestación y, por lapsos, manejar la pelota con andar cansino. Un tiro libre de Lapadula que tapó Martínez, y un balón cruzado que el italiano alcanzó a bajar (pero lo incomodó De Paul) funcionaron como señales de alarma.
En consecuencia, Messi se vio obligado a descender más de lo habitual para enlazar y asociarse (cuando lo dejaron) con los mediocampistas. A los 23′, un centro de De Paul encontró del otro lado a Di María, pero su volea resultó defectuosa. Luego, ni el juez ni el VAR sancionaron el evidente penal de Gallese a Lautaro Martínez: el arquero rechazó, pero dejó la pierna desentendiéndose del rival, por lo que terminó hundiéndole los tapones en el tobillo.
Con el equipo impreciso, a la selección argentina le costó llegar: a los 38, a Di María le quedó un rebote dentro del área, pero su intento se marchó por encima del travesaño. Pero el partido premió su búsqueda. A los 42′, Molina armó una pared perfecta con De Paul, quien lo puso a correr. el lateral ex Boca lanzó el centro y Lautaro Martínez, de cabeza, firmó el 1-0.
El inicio del segundo tiempo mostró a la Argentina de antes de la Copa América, o de los primeros partidos en la competencia: en ventaja, menguó su apetito. Y en un trámite parejo y con una ventaja exigua, la actitud resultó un coqueteo con el peligro.
Así, a los 17′, Perú se puso a tiro del empate: Yotún alargó para Farfán, Romero arrancó un segundo tarde, y la Foquita gambeteó a Dibu Martínez e inventó un penal que Sampaio compró (fue el incaico quien inició el contacto) y el VAR, una vez más, no rectificó.
Pero la buena estrella del guardameta lo siguió iluminando: al tiempo que el público cantaba “el Dibu se lo come”, Yotún hizo rebotar el penal en el travesaño.
La coyuntura llevó a Scaloni a mover el banco para reorganizar el equipo. Di María ya no recibía juego, por lo que entró Nico González, con un mayor ida y vuelta. Y Guido Rodríguez un 5 más posicional, reemplazó a Leandro Paredes. De esa forma, mejoró estructuralmente. aunque el encuentro continuó cortado, más allá del tiro libre de Messi que Gallese desvió arrojándose a su izquierda.