Hay que ir a los detalles para entender por qué San Lorenzo se llevó un triunfo inverosímil, y hasta milagroso si se observa cómo esa pelota pasó de largo a centímetros del palo a los 51′ del segundo tiempo. Ése, por ejemplo, fue uno de los detalles: la suerte no estuvo del lado de Defensa y sí se cruzó a la vereda del Ciclón, que luego de un arranque en el que encontró soluciones gracias a los pibes (Fernández Mercau y Siro Rosané marcaron sus primeros goles en Primera) sostuvo los tres puntos en la experiencia de un inoxidable Sebastián Torrico. Porque si no se sufre, no vale…
Intensidad. Una palabra que para Paolo Montero es sagrada y que precisamente no le sobra a su San Lorenzo. De hecho, el Ciclón recién consiguió soltarse y manejar los tiempos del partido cuando Fernández Mercau aprovechó dos rebotes en la barrera y sacudió con un zurdazo esquinado, imposible para Unsain.
Porque hasta entonces, esa línea de cinco defensores que planteó el DT parecía estacada frente a un Defensa que manejaba la pelota pero que carecía de profundidad. Sin embargo, el gol le permitió a CASLA liberar las bandas (Herrera, incansable en el ida y vuelta), para que Sabella encontrara espacios y poder desnivelar y para que el pibe Rosané no sólo clarificara el juego en el medio: también apareció en el área para ponerle la testa al centro preciso del 40 y estampar el 2-0.